PORVENIR

PORVENIR

“El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños” Anatole France

Es frecuente que destinemos gran parte de nuestros pensamientos, energía y tiempo en aquello que está por venir. Hasta empoderamos a otros para que lean el misterio de lo que aún no llega, sin entender que es tan solo entrar en especulaciones que no hacen más que acrecentar incertidumbres.

Compromiso, verdad y entrega, entre otros, deben ser ingredientes esenciales en la preparación de ese porvenir que reclama cada vez más el contacto con lo significativo, con lo humano, con lo que alimenta nuestras aspiraciones y anhelos, con todo aquello que cultive la actitud de aprendices y la posibilidad de diseñar un marco amable, dinámico y cambiante. Un entorno en el que prevalezcan las sonrisas, lo elemental, el tiempo eterno y la sensación de estar completos. Una posibilidad de trascender hacia la empatía, el cariño y la gratitud. Una huella de amor y devoción sin esperar nada a cambio. Un mundo en el que primen la ética, la razón y el afecto para que, como suprema recompensa, revivan explosiones de felicidad.

Un porvenir adecuado debe permitir que se dobleguen las ansias de dominio, controlar las reacciones y conectarse con emociones inteligentes. Ser más grandes que lo que nos rodea y darnos cuenta de toda la perfección de aquello que está a nuestro alrededor. Debe alimentar a diario verdaderos proyectos de vida y estar repleto de intenciones que busquen cristalizarse. También canalizar nuestras mejores energías para evolucionar a la par de ideas elevadas que nos alejen de dioses en miniatura para poder configurar la realidad en dirección del Plan Mayor y así superar los agujeros negros del ego que solo nos aíslan. Esto es, vencer las resistencias de lo insustancial para observar con serenidad y ser testigos de verdaderos encuentros.

Es tiempo de despertar para sanarnos como humanidad. Es un buen momento para diseñar de manera conjunta un porvenir que integre y revele la conciencia como fundamento del Ser, para evitar perturbar lo que ya está en marcha y calmar el mar de las ilusiones. Es quizás, el instante para disfrutar de la rosa sin robarnos el aroma y entendiendo que las espinas tal vez trataban de pulirnos para alcanzar el silencio y así, desde ese vacío pleno, encontrar un equilibrio entre la acción y la quietud para descubrir el universo de las potencialidades.

Que el porvenir nos conduzca a meditar, a estar atentos, a comulgar en las pausas, para que aquello que salga de nosotros sea la materia prima de un paraíso óptimo…

Alejandro Posada Beuth

COMPROMISO

COMPROMISO

“Siempre es demasiado temprano para abandonar” Norman Vincent Peale

Cuando esa voz interior nos anima a continuar sin desfallecer. Cuando nos dicta cual es el paso a seguir e insinúa que vale la pena el esfuerzo. Cuando a pesar de la fatiga hay una necesidad absoluta de seguir avanzando ante la convicción de cambiar un destino. O cuando emerge un ímpetu mayor que nos mantiene enfocados, es entonces también el momento en que nos percatamos de que verdaderamente un compromiso es más fuerte que cualquier obstáculo porque el nivel de conciencia e intención hacen que se cristalicen las acciones y quede atrás lo trivial.

Un compromiso adquiere la virtud de lo sagrado porque están en juego el honor y la honestidad. Implica entusiasmo y decisiones acertadas de la mano del conocimiento. Más allá de las obligaciones está el deseo profundo de llevar a cabo aquello que hemos incluido en lo que consideramos jerárquicamente importante. Se pone a prueba nuestra capacidad de responder y con ella la voluntad que nos guía hacia la conquista de acciones mayores. Es, sin lugar a dudas, un impulso que nos trasciende y que nos aleja de la vacilación. Es fascinante, por decir lo menos, porque nos permite volver al centro.

Cualidades como la confianza, la transparencia y la dignidad evidencian que, de por medio, hay un corazón que sella el compromiso. Ya no es necesaria una firma porque esa rúbrica la impone un ser diáfano y coherente. Basta mirar a los ojos para saber que ya está en marcha un pacto en el que el empeño está depositado con ahínco y con bríos. Algo nos recorre con una intensidad tal, que partimos de un resultado y no sólo de los procesos. Es ese anhelo por poder repetir al final del viaje, una expresión como “sí se pudo” y es la forma de reafirmarnos en que la determinación nos lleva a buen puerto.

Un compromiso supera la autosuficiencia y el orgullo. Requiere de un orden meticuloso que nos conduzca a levantar los velos para encontrar la verdad y entrelazarnos, una vez más, con las aspiraciones más elevadas. Debe ser libre, espontáneo y proyectado en positivo con la fe puesta en que realmente sea un logro sin cambiar el sentido original para que se erradique la incertidumbre.

El conformismo, la mediocridad y la pereza van en contravía del compromiso. Por el contrario, la motivación y los mejores incentivos han de constituir el pilar fundamental sobre el que se base lo que, desde el mismo momento en que se asume, se constituye en algo solemne…

Alejandro Posada Beuth

UN DESEO

UN DESEO

“Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco” San francisco de Asís

La lista de los anhelos puede estar cargada de motivaciones del pasado o de situaciones por venir. Pareciera que es imposible de saciar, porque siempre estamos fabricando y tejiendo nuevas voluntades por cumplir. De allí la importancia de convertirnos en sujetos activos para encontrar maneras de cristalizar cada sana ambición.

La satisfacción de los deseos permite que la vida misma se exprese y que podamos renovarnos continuamente porque allí está inmersa la necesidad de convertirlos en pretensiones mayores, repletas de inspiración, que los elevan a la categoría de aspiraciones para que más allá de suplir necesidades, estén en consonancia con la conservación de la armonía, siendo de esta forma agentes espirituales y movimientos impulsores que nos conecten con el mundo de las posibilidades de lo sublime y lo humano.

Con frecuencia un deseo se convierte en la mejor manera de acunar e incubar un sueño y, en su manifestación, está la expresión del contacto con el alma que despeja el camino y conspira para que todo fluya a nuestro favor. Pero para que esto suceda es menester que vaya acompañado de pureza, transparencia, honestidad, claridad y responsabilidad. Condiciones estas que le dan relevancia y validez y que lo cubren de nobleza y linaje para que lo personal sea trascendido y podamos alinearnos con los más altos intereses en relación con propósitos supremos.

Tal vez este sea el mejor momento para reorientar nuestros deseos y para interrogarnos acerca de lo que hasta ahora hemos planteado como primordial. Quizás sean los mejores instantes para comprender que la vida va sin requerir nada de nuestra parte y que es nuestra potestad conservar el mando de los designios que estén acordes con el Plan Mayor para no ser inferiores al compromiso grupal. Seguramente es también el tiempo de cambiar perspectivas y vibrar en octavas superiores para que la música retorne a nosotros y podamos expresar nuestra impronta, la misma que habrá de honrar a quienes nos antecedieron.

Que la semilla sembrada en la mañana no de paso al reposo en la tarde. Que cada instante sea aprovechado al máximo y que sólo la noche nos abrigue con la esperanza de ver los deseos cumplidos en el nuevo amanecer. Que la visión ampliada y la revelación sean suficientes para convertir las metas en acciones. Que el entusiasmo sea el abono para que lo plantado sea, además, cultivado. Que de esta manera se garanticen los frutos por siempre…

Alejandro Posada Beuth

UN RECUERDO

UN RECUERDO

“El recuerdo es el perfume del alma” George Sand

Viajar hacia el pasado y esculcar en el tiempo entre experiencias y sensaciones puede modificar nuestro presente y con ello nuestras circunstancias. Surgen imágenes y percepciones que incluso en muchas ocasiones habíamos dejado en el baúl de los recuerdos y es, cuando menos, fascinante poder usar esta capacidad para revivir muchos momentos mágicos y permitir que se proyecten en la pantalla de la película de la vida.

Evocar los primeros rostros de los que fuimos conscientes y con ellos sus gestos y caricias que quedaron impregnados para siempre porque nos brindaron seguridad en un mundo que apenas comenzábamos a recorrer, o el paso preliminar por las aulas de clase en compañía de quienes marcaron épocas de fantasías e ilusiones inigualables, o aquella ocasión en que tomamos la mano de ese “alguien” que por primera vez nos hizo estremecer a tal punto que terminamos fundidos en un abrazo y un beso interminable. Ni qué decir de la llegada a la época universitaria en que comenzábamos a vislumbrar probablemente el que sería nuestro oficio a manera de vocación y consagración. Instantes irrepetibles como experimentar ser padres. En fin, tantas y tantas vivencias que al ser traídas al aquí y al ahora nos reafirman en lo bello y generoso que ha sido nuestro paso por esta humanidad.

Por eso, nos convertimos en coleccionistas de historias y cada retrato abre la cámara de los recuerdos con todos los significados que alimentan nuestro recorrido despertando actitudes sensatas y amorosas que nos conectan con nuestra esencia para, una vez más, recrear escenas que tuvieron tal impacto que decidieron mudarse a ese lugar de privilegio para ser traídas al antojo en nuestro día a día.

Más allá del tiempo y el espacio, nos encontramos con códigos de sabiduría que recibimos en el umbral de lo más sensible de nuestro ser, para no perder de vista que este caminar lo hemos trascurrido en compañía. Por, y gracias a ello, hemos sido co-creadores en la tarea de diseñar cada capítulo de nuestra biografía, lo que hace que avancemos con plena disposición a la apertura, potenciando el poder de cada creencia. Al ejercitar esa maravillosa cualidad de recordar, la memoria nos permite auto-observarnos para darnos cuenta de que, paradójicamente, ya no somos el ser que fuimos y que hemos evolucionado para poder también llegar ser parte de los recuerdos de muchos otros.

Que cada recuerdo sea una oportunidad para abrir el corazón, para ascender hacia la cima de los más grandes desafíos, para nutrirnos de optimismo, para asegurar el equilibrio en nuestras acciones y para ampliar nuestra visión del mundo…

Alejandro Posada Beuth

LA VERDAD

LA VERDAD

“La verdad os hará libres” Jesús

La honestidad, la sinceridad y la franqueza suelen acompañar a la verdad que es un valor que resuena con lo moral, lo ético y lo estético. Retira los velos de las cosas, es decir, que nos permite apreciarla sin tapujos lo que, a su vez, genera confianza y sensación de seguridad.

La verdad comienza con el perdón que expía las culpas, o también con la inocencia sin segundas intenciones, con un primer paso en dirección de la conquista de los sueños sin el menor asomo de duda, con asumirnos a nosotros mismos tal y como somos, con proyectar amor, liberar las dudas y multiplicar las certezas. Así mismo, con la alegría expresada a través del canto o la danza, con la resolución de viejos conflictos, con la renuncia al reconocimiento y la aprobación, o con la mente superior puesta al servicio.

Cuando nos llenamos de suficiente fuerza en el corazón para llevar a cabo la misión, cuando los actos se visten de gratitud, cuando damos paso a nuestras preferencias para entregar con alegría lo que somos, cuando la inspiración es requisito para expresar nuestra voz, o cuando la inteligencia amorosa nos proyecta, es entonces cuando la verdad se hace manifiesta y recuperamos la conciencia de cada movimiento. La consistencia, la precisión y la coherencia comienzan a coincidir como sustento de los mejores propósitos.

La verdad hace que la imagen sea un reflejo del interior y, reconocernos en ella, puede cambiar un destino porque sentimos que estamos a paz y salvo con nosotros mismos. Esto nos lleva a comprender que ya no es necesario vivir en el mundo de los opuestos y que la sombra es parte de la luz. Desde la sencillez, la desnudez, la humildad y la belleza podemos avizorar un horizonte que invita a sustituir y a olvidar las ofensas para recuperar la fuerte expectativa de que las cosas irán bien y que la apatía y la desesperación se han de desteñir ante la correcta perspectiva del entendimiento y la compasión. Es así como las palabras cuidan y no ofenden porque se nutren de la Bondad Esencial de la que fuimos creados a imagen y semejanza.

La mente desaparece en el campo del silencio, donde habitan las posibilidades sin límites y yace la verdad, la misma que permite que seamos dignos de disfrutar la felicidad porque es de nuestra legítima propiedad y hace parte del inventario más excelso de las virtudes que vamos recopilando en el camino de nuestras vidas…

Alejandro Posada Beuth

LA BELLEZA

LA BELLEZA

“La belleza es el esplendor de la verdad” Platón

Experimentar la belleza es probar sensaciones y valorar lo que va más allá de las formas. Es descubrir que es el observador, más que lo observado, quien se convierte en protagonista y que, por tanto, los ojos de quien la mira son los que otorgan esta cualidad. En ese orden de ideas, la vivimos desde lo que interiormente es nuestra percepción que ya ha sido acrisolada y que, paradójicamente, muchas veces se convierte en algo que trasciende nuestros sentidos que, en ocasiones, se hacen insuficientes para captar y describir su magnitud.

Contemplar la belleza es depurar para no contaminar. Es escuchar la voz del alma en el silencio de la conciencia. Es palpar desde el corazón para apreciar el encanto de un abrazo. Es observar desde el colorido de lo vivido y plasmar con el pincel de quien se inspira en lo sublime. Es degustar desde el manjar de los recuerdos repletos de momentos indescriptibles y percibir el aroma del ser amado con solo evocar su imagen.

La belleza suele vestirse de armonía, de simetrías y figuras agradables como propuestas externas, pero requiere de impecabilidad interior para ser captada en toda su dimensión. Es por eso que se crea una realidad que le da categoría a lo creado, porque es enriquecido desde la esencia misma de la obra perfecta que somos. Así despertamos del letargo de los espejismos e ilusiones y empezamos a conectarnos con la Fuente misma de todo lo manifestado.

La belleza habita en el silencio porque allí se disfruta de la flor, de sus texturas y su colorido, sin robarle su aroma. Es equilibrio entre la acción y la quietud. Es un concierto de notas inteligentes y elegantemente mezcladas para hacer de la música, poesía. Ella sola, sin esfuerzo alguno, incita a entrar en estados meditativos que la cultivan y la hacen perdurar en el infinito de los tiempos. Por eso es revelada cuando estamos dispuestos a recibirla y eso ocurre cuando decidimos ser lo que somos, sin maquillajes ni fachadas, porque lo bello es fácilmente identificable.

¡Qué lindo sería comenzar a redescubrir que vale la pena combinar lo estético con lo ético! Sería formidable también volver a lo bueno, puro y limpio que hay en nuestra existencia porque allí reside la belleza, la misma que nos hace conscientes de que el verdadero paraíso siempre tiene como requisito su presencia y es la que le da identidad a nuestro ser, más allá de los cánones que solo menguan su significado…

Alejandro Posada Beuth

OPORTUNIDAD

OPORTUNIDAD

“Las oportunidades son como los amaneceres: si esperas demasiado tiempo, las echas de menos” William Arthur Ward

Un objetivo cumplido frecuentemente está precedido por un momento propicio al que hay que estar atentos porque pronto será parte del pasado y quizás no se repita de nuevo. Por eso una oportunidad puede ser la mejor manera de despejar el sendero y hacerlo más corto, comprendiendo que se constituye en un verdadero presente de vida.

La inteligencia y el ingenio son puestos a prueba cuando las circunstancias se presentan. No basta con encontrar situaciones adecuadas; es necesario que sean correctamente interpretadas para sacar el mayor provecho de ello e influir de forma real en el curso de la existencia, sin que nos traicionen las dudas que suelen ser las que ponen el sello de “no se puede”.

Siempre hay talentos suficientes que el yo sagrado reconoce y que permiten omitir las creencias limitantes para poder dar paso a esa conversación interior que nos lleva a inspeccionar el mundo de las certezas. Es cuando la mente serena, pero extraordinariamente activa, nos permite ir escribiendo cada página del libro de nuestras vidas y entender que la oportunidad solo estaba esperando que estuviéramos listos a recibirla y prestos a escuchar todas las señales porque, en ocasiones, el ruido de las emociones genera conflictos que no permiten captar lo que el Universo quiere contarnos.

Es importante percibir, sintonizar y conectar con la magia de las oportunidades para poder mirar en positivo y tener actitudes abiertas y confiables que nos permitan obrar y poner en marcha la razón y la imaginación para, de esta forma, estructurar con detalle las metas que vamos dibujando en el panorama de lo cotidiano. Esto implica generar pasión, tomar decisiones, comunicar, ser (más que parecer) y cultivar espacios para que podamos concretar en ese terreno abonado.

La acción nos empodera y nos permite estar despiertos y enfocados en aquello que nos lleva a hacer de la voluntad la mejor herramienta para cristalizar las metas.

Que en adelante cada oportunidad se convierta en el mejor catalizador para cambiar la velocidad de nuestras reacciones y evitar desperdiciar energías. De esta manera podremos llegar más prontamente a ese estado de conciencia en el que reconozcamos que, eso que parecía un obstáculo, era tan solo una exigencia para templar el carácter y cambiar el escenario de la empresa de la vida…

Alejandro Posada Beuth

UN TALENTO

UN TALENTO

“No escondas tus talentos, se hicieron para su uso. ¿Qué es un reloj de sol a la sombra?” Benjamín Franklin

¡Tantas habilidades, dones, aptitudes y… tanto por compartir! Esos privilegios, sin lugar a dudas, nos trascienden y deberían llegar a muchos con generosidad, en actitud de reconocimiento a la vida y compensando un poco por todo aquello de lo que fuimos dotados.

El ingenio y la capacidad suelen ser requisitos previos para el desarrollo de un talento que rompe con las limitaciones propias de los viejos paradigmas e invita a explorar nuevos campos que, de esta manera, ponen a prueba nuestra creatividad. Pero no basta, eso sí, con que esos dones se hagan evidentes; tal vez el reto mayor sea el de mantenerlos y multiplicarlos para que finalmente muchos más se vean beneficiados. Esto implica también que delante de ellos vaya un corazón amoroso y dispuesto a entregar lo mejor, sin cálculos tacaños ni asomos de avaricias.

Un talento nos invita a creer desde el interior, a comprender que somos el universo mismo, a sintonizarnos con la abundancia, a adueñarnos de nuestros pensamientos, a desistir de ser simples poseedores, a asimilar que todo circula porque finalmente somos dueños de todo y de nada. Es así como nos damos cuenta de que podemos materializar todo aquello de lo que estamos convencidos y de que podemos modificar nuestro enfoque frente al mundo para abrir las ventanas de la imaginación y encontrar las verdaderas riquezas que estaban esperando nuestro aquietamiento para tomar conciencia de lo afortunados que somos.

Un talento debe ser puesto en acción para ampliar el termostato de nuestras riquezas al experimentar satisfacción cuando servimos, reconociendo al mismo tiempo que lo que debe ser, será. Esto implica salir de las angustias del mañana para recuperar las fuerzas del hoy y encontrar la libertad para que las ataduras no nos priven del gozo de un verdadero encuentro, sellado por un abrazo. Renunciar a los reproches y encontrar lo bueno en los otros para volver a confiar en nosotros mismos. Fabricar argumentos que nos permitan dejar a un lado las conductas egoístas y prescindir de luchar contra lo que sentimos, para mantener el rostro hacia la Luz.

Que los talentos opaquen al pesimismo, que el empeño derrote a la fatiga, que podamos sonreír e ir en búsqueda de las más altas aspiraciones…

Alejandro Posada Beuth

LA DUDA

LA DUDA

“La duda mata más sueños que el fracaso” Suzy Kassem

Una elección implica a su vez una renuncia. Es por ello que, ante la ausencia de claridad, con frecuencia vacilamos o no nos sentimos lo suficientemente seguros como para tomar decisiones, probablemente porque los argumentos no son suficientes y no terminan de convencernos ni siquiera a nosotros mismos.

Cuando existe la duda, las creencias se debilitan y, con ello, se afectan las acciones. Pero, a su vez puede ser que, precisamente por ella, ahondemos y profundicemos en el conocimiento para consolidar nuestras ideas y recuperar la confianza, que muchas veces ha sido desplazada por presunciones. ¿Cuántas veces habremos endilgado culpas a otros simplemente basados en suposiciones que terminan siendo tan solo una muestra de nuestras carencias porque no nos basta con leer los ojos del otro para encontrar la certeza que buscamos? ¿En cuántas ocasiones habremos demostrado nuestra falta de amor al doblegarnos ante la inseguridad y el temor? ¿En cuántas oportunidades habrá sido esquivo el perdón por camuflarnos en la desilusión o las decepciones al no aceptar nuestras propias limitaciones, sin comprender que el amor goza de plenitud y que por eso no reclama nada a cambio? O ¿Cuántos momentos fueron sacrificados por no haber visto más allá de unas apariencias que ocultaron valores y virtudes?

La duda y el escepticismo son hermanas y regularmente van acompañadas de bajas vibraciones que deterioran la convicción, la libertad y la abundancia. En ocasiones, ante la necesidad de sentirnos dueños y poseedores, fabricamos muros que obstaculizan el libre flujo de nuestras emociones. Dejamos entonces de reconocer las propias necesidades por valorar lo que nos falta y no lo que nos fue dado.

Pero si la duda sirve para deshacernos de verdades a medias, será maravilloso comenzar otra vez a partir de cimientos nuevos que generen consolidación y apoyo mutuo. Será la manera de volver a creer para sintonizarnos y poner manos a la obra, en dirección de lo esencial. La incertidumbre puede ser carcelera de nuestro destino. Nacimos para ser libres y por eso es importante evitar la tiranía de las indecisiones.

Que, más que reproches o críticas que acrecienten la duda, podamos expandir la conciencia para volver a lo “seguro que no tiene misterio”. Que la vida esté llena de motivos y que, de esta manera, podamos proyectarnos con entusiasmo y fe. Que la elección de intuir a los demás parta de la autopercepción.

Alejandro Posada Beuth

UNA GOTA

UNA GOTA

“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota” Teresa de Calcuta

En ese pequeño volumen que conocemos como una gota hay la suficiente energía para agrupar moléculas, mantener la fuerza de atracción y la justa tensión para conservar la estabilidad.

Así mismo, en una gota de ternura existe la misma intensidad expresada a través de un sentimiento de aprecio, de cariño puro, de amor franco, de dulzura. Pero, a su vez, de firmeza, respeto y reconocimiento por el otro. Es de donde parten la mirada cómplice y el abrazo que no terminan porque ya se ha sembrado la confianza suficiente como para entender y recibir al otro desde lo más sublime, sin que haya espacio para la duda. En ella está inmersa la necesidad de cuidar y proteger al otro y, por tanto, tampoco tienen cabida las suposiciones dictadas por el ego.

En una gota de alegría se identifica la sensación de estar completos porque no empoderamos a nadie y, más bien, nos hacemos responsables de nuestra propia felicidad que va seguida de una sonrisa contagiosa y de actos o gestos acordes, que nos permiten alejarnos de las limitaciones, vivir en abundancia, en un estado de agradecimiento que genera gozo permanente. En ella, hay una buena dosis de convicción que nos hace auténticos y que nos permite pensar en que nuestra naturaleza es bondadosa. Por eso la mezquindad y el juicio sin argumentos no pueden estar presentes.

Con una gota de seguridad volvemos a creer y a encontrar puntos de unión sin dejarnos llevar por nuestras propias carencias. Por eso, le damos al otro el beneficio de ser escuchado antes de condenarlo. Es cuando comenzamos realmente a valorar lo que poseemos, no lo que nos falta y que en ocasiones endosamos a quienes han estado cercanos, que terminan siendo los destinatarios de nuestras vacilaciones.

En una gota de libertad encontramos el derecho sagrado y suficiente como para emprender el vuelo y dejar que el otro lo haga, identificando y honrando las diferencias, sin que estas sean pretextos para romper los vínculos que ya habían sido sellados con el corazón. Por eso, si amamos, rompemos las ataduras e ilusiones que nos obnubilan y nos hacen sentir dueños de quienes están a nuestro lado. Surge entonces la necesidad mutua de encantarnos de nuevo para que haya tantas gotas de comprensión, calma, lucidez, generosidad, compasión y transparencia, como para poder volver al Ser esencial.

Alejandro Posada Beuth