UN DESEO

UN DESEO

“Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco” San francisco de Asís

La lista de los anhelos puede estar cargada de motivaciones del pasado o de situaciones por venir. Pareciera que es imposible de saciar, porque siempre estamos fabricando y tejiendo nuevas voluntades por cumplir. De allí la importancia de convertirnos en sujetos activos para encontrar maneras de cristalizar cada sana ambición.

La satisfacción de los deseos permite que la vida misma se exprese y que podamos renovarnos continuamente porque allí está inmersa la necesidad de convertirlos en pretensiones mayores, repletas de inspiración, que los elevan a la categoría de aspiraciones para que más allá de suplir necesidades, estén en consonancia con la conservación de la armonía, siendo de esta forma agentes espirituales y movimientos impulsores que nos conecten con el mundo de las posibilidades de lo sublime y lo humano.

Con frecuencia un deseo se convierte en la mejor manera de acunar e incubar un sueño y, en su manifestación, está la expresión del contacto con el alma que despeja el camino y conspira para que todo fluya a nuestro favor. Pero para que esto suceda es menester que vaya acompañado de pureza, transparencia, honestidad, claridad y responsabilidad. Condiciones estas que le dan relevancia y validez y que lo cubren de nobleza y linaje para que lo personal sea trascendido y podamos alinearnos con los más altos intereses en relación con propósitos supremos.

Tal vez este sea el mejor momento para reorientar nuestros deseos y para interrogarnos acerca de lo que hasta ahora hemos planteado como primordial. Quizás sean los mejores instantes para comprender que la vida va sin requerir nada de nuestra parte y que es nuestra potestad conservar el mando de los designios que estén acordes con el Plan Mayor para no ser inferiores al compromiso grupal. Seguramente es también el tiempo de cambiar perspectivas y vibrar en octavas superiores para que la música retorne a nosotros y podamos expresar nuestra impronta, la misma que habrá de honrar a quienes nos antecedieron.

Que la semilla sembrada en la mañana no de paso al reposo en la tarde. Que cada instante sea aprovechado al máximo y que sólo la noche nos abrigue con la esperanza de ver los deseos cumplidos en el nuevo amanecer. Que la visión ampliada y la revelación sean suficientes para convertir las metas en acciones. Que el entusiasmo sea el abono para que lo plantado sea, además, cultivado. Que de esta manera se garanticen los frutos por siempre…

Alejandro Posada Beuth

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