ENCENDER EL CORAZÓN

ENCENDER EL CORAZÓN

“Enciende un sueño y déjalo arder en ti” William Shakespeare

Esa llama es expresión clara de la depuración y la renovación a través del fuego alquímico del corazón que, cuando eleva sus vibraciones, nos lleva hacia el sendero del conocimiento y la inteligencia conjugados con la intimidad de lo espiritual, para retroalimentarnos en tiempos de “sequía emocional” en un intento por unificar la Conciencia.

La vida es lo que es y encender el corazón aviva esa sensación de estar contentos como primera expresión del contacto con el Alma. Es entonces, cuando se manifiesta el servir como forma de vivir. La compasión y el sentimiento de unidad marcan el tiempo del presente y revelan un silencio que nos alinea y nos dispone a escuchar los mensajes que ya estaban en nosotros esperando el justo momento para hablarnos en voz alta. Esto significa que empieza a evidenciarse la genuina misión que elegimos desde la voluntad y el amor para liberar las turbulencias.

Encontrar los significados, diferenciar y hacer caso a las señales de la vida, sembrar sin descanso para cosechar de manera abundante, cambiar las perspectivas, centrarse en metas claras, son todos actos que coinciden felizmente cuando se enciende el corazón. Es descubrir aquello que estamos dispuestos a realizar para consumar nuestros sueños. Es invertir los recursos propios y priorizar pensamientos que crean experiencias a sabiendas de que contamos con el espacio vital perfecto. Es amar la vida sin temores ni condicionamientos, fundirnos con la sabiduría interior, descubrir las riquezas e irradiar aceptación.

Encender el corazón es también aceptación positiva, modificar creencias, atraer lo necesario y saber a las claras a dónde queremos llegar. Pero, además, resolver conflictos que limitan y ser portadores de soluciones, identificar aquello en lo que queremos convertirnos para compartir, dar y crear. Es sanar viejas cicatrices y restablecer la intuición para percibir el camino a seguir. Comprender que la verdad es requisito para avanzar, que la euforia nos acompaña cuando brilla el Ser que somos, que la fortaleza y la libertad se conjugan desde el verbo amar, que el intento repleto de intención suele ser recompensado, que darle color al paisaje de la vida es una responsabilidad más que una concesión, que cada idea fabricada debe generar abundancia, seguridad y optimismo.

Ver todo mejor de lo que es, encumbrar las aspiraciones, ennoblecer las acciones, respirar paz interior y proyectarla, encontrar otras formas de hacerlo para diluir las quejas, despertar el ingenio, son todas muestras claras de que el corazón ha sido encendido…

Alejandro Posada Beuth

SANACIÓN

SANACIÓN

“Sanar es tocar con amor lo que previamente tocamos con miedo” Stephen Levine

La energía sana o destruye según sea dirigida. Cuando nos reconocemos como partes de un universo mayor, la vida y la conciencia se llenan de potencialidades y ese movimiento impulsor se convierte en el agente espiritual detrás de toda manifestación. Es así como la claridad se hace manifiesta e iniciamos el regreso a casa, al centro, al amor en movimiento, al corazón.

En medio de una existencia distorsionada, la coherencia se hace necesaria para dar paso a una renovación permanente que nos permite fluir por los caminos de los aprendizajes para unir al alma y la personalidad en el silencio y escuchar con humildad la lección inmersa en esas situaciones de aparente oscuridad, que no son otra cosa que oportunidades sublimes para volver a estar con nosotros mismos.

Sanar es liberarnos disipando las dudas y multiplicando las certezas. Es recorrer los lugares y disfrutar de los momentos más simples sin perder la dicha de asombrarnos. Es la primera expresión del servicio para rescatar al verdadero Ser que habita en nosotros. Es la voz que solo se expresa cuando el corazón es quien dicta. Es focalizarnos en lo primordial para alinearnos con la compasión y la ternura. Es descubrir el gozo en el tiempo presente. Es recuperar el “son-ido” para volver a experimentar la música interior e imaginar para sembrar y luego cosechar. Es perdonar y perdonarnos hasta comprender que los yerros son la invitación a levantarnos después de reconocerlos con hidalguía y haciendo honor al compromiso.

Sanar es transmutar la lástima en alegría compartida. Es vencer la crítica para que la unidad sea revelada. Es limpiar los pensamientos para que las ideas colectivas florezcan. Es acercarnos al discernimiento con profundo respeto para poner puntos en común. Es alcanzar el tiempo perdido para fundirnos en un abrazo y contarnos historias sin fin para tener el pretexto de una compañía. Es disponernos a asumir los riesgos con tal de alcanzar en la meta, una sonrisa. Es renunciar al control hasta entender que no somos imprescindibles. Es usar las fricciones como trampolín para darnos cuenta de que el sufrimiento es pasajero. Es pescar para enaltecer a quien nos enseñó. Es ser transparentes para poder mirar a los ojos del otro. Es encontrar los significados en medio de las turbulencias. Es elevar los ojos al alma para homenajear la perfección Divina en nosotros.

Sanar es agradecer, agradecer y agradecer…

Alejandro Posada Beuth

UNA GOTA

UNA GOTA

“Descubrí el secreto del mar meditando sobre una gota de rocío” Khalil Gibran

A pesar de lo minúscula, una gota guarda la cohesión necesaria como para conservar su esencia. En ella hay probablemente tanta información como la historia misma de la vida y sus orígenes. Aunque pueda pasar desapercibida, quizás en su interior esté el potencial suficiente como para crear un océano.

Una gota de ternura puede ser el mejor incentivo para continuar cuando ya el aliento se extingue y la agitación nos vence. Puede contener la suficiente dosis de desapego como para tener la seguridad de que el nuevo día ha de llegar con instrucciones a bordo para hacer frente a los nuevos desafíos y soltar las pesadas cargas de emociones que se anclaron en aquella noche oscura.

Una gota de pasión puede acrecentar con vehemencia la voluntad y hacer que ningún propósito sea más grande que nuestra intención. Puede también combinarse con la devoción y el cariño necesarios como para poner en movimiento el amor universal y hacer que el servicio, la ética y la razón ocupen un lugar jerárquico para que, al final, el esfuerzo sea compensado con la satisfacción de sentirnos uno con el otro.

Una gota de alegría puede ser suficiente como para iluminar las bóvedas celestes y tener la convicción de que vale la pena vivir intensamente y que la elección es nuestra. En ella reside la posibilidad de disfrutar de las conexiones instantáneas que suelen colmarse de satisfacciones, sonrisas, colores y gratas experiencias. Tal vez sea la mejor manera de vibrar con un mundo por diseñar a cada momento y haciendo de nuestros actos una nueva disculpa para maravillarnos con la existencia.

Una gota de honestidad y transparencia probablemente represente la forma de abrir los ojos de la esperanza para llenarnos de ilusión y seguir soñando que es posible un mundo mejor y que los días y las horas recuperan su significado cuando nos invade esa sensación de júbilo que hace saltar a cada célula de nuestro corazón, en señal de que las cosas van bien y que hay más y más motivos a la espera.

Una gota de asombro es bastante como para despertar el niño que habita en nosotros y pintar de magia y alquimia hasta la más compleja de las situaciones, porque no admite un “no” como respuesta a los imposibles y siempre abre sus ojos para que la luz porte las respuestas.

Que cada una de estas gotas desemboque en el mar de las certezas…

Alejandro Posada Beuth

AMABILIDAD

AMABILIDAD

“La amabilidad es como la nieve: embellece todo lo que cubre” Kahlil Gibran

Nada más agradable que un buen trato en un intercambio de momentos. El afecto y la cortesía siempre hacen más grandes esos instantes y por lo general son garantía de respeto y correctos planos relacionales. En ocasiones, pequeños actos pueden ser suficientes para encuentros de verdad; los mismos que hacen que siempre haya un motivo para agradecer a la vida por nuestra existencia.

Ser amable es llenar de buenas intenciones nuestras emociones. Es dibujar el futuro con el color del optimismo, renunciar a los lamentos para asumir nuevos desafíos, observar hacia dentro y festejar por lo que hemos dado cada día, emitir estados creativos porque la conciencia tranquila y serena así lo permite, sentir que el espacio reservado para el otro es sagrado y cuidarlo con suma cautela, admitir el cambio como posibilidad, meditar hasta comprender que somos uno y servir un café para degustarlo en compañía.

Ser amable es también reducir al máximo la censura y abrir las puertas sin reproches porque luego ha de llegar el abrazo. Es confiar más que controlar y ser generoso con la libertad del otro, expresar devoción por el encanto de los vientos que se llevan lo innecesario, hacer que la satisfacción se siente en nuestra mesa como señal de esplendor y magnificencia, lograr que la voluntad sea más fuerte que el albedrío para que la vida vaya más allá de los caprichos, desplegar y extender juntos el pergamino de las promesas ya cumplidas como evidencia de compromisos pactados desde el honor.

Un “perdón, gracias o por favor” pueden convertir el empeño de la “tía alcahueta” en la mejor manera de honrarla porque ahora la amabilidad habita en nosotros y nos hace aislarnos del aislamiento. Nos permite recordar “lo nuestro” como principio para trascender las posesiones personales. Nos conduce al despertar en compañía para apreciar la galería de sorpresas que enmarcan nuestra existencia. Además, releva el vacío de otrora porque la abundancia ya es parte de nuestro presente.

La amabilidad es simultaneidad de sentimientos, es sintonía y comunión con el Espíritu, es escucha y reverencia. Así mismo, es renacer a lo que estaba inscrito y que pudo haberse quedado en el olvido, destinar nuestra atención para poder contemplar la obra perfecta, respirar en silencio con la lucidez que nos permita encontrar la Fuente y comprender que nunca debimos alejarnos de ella. Es, una vez más, usar el traje de la solidaridad y la benevolencia a sabiendas de que caminamos juntos…

Alejandro Posada Beuth

COMPROMISO

COMPROMISO

“Siempre es demasiado temprano para abandonar” Norman Vincent Peale

Cuando esa voz interior nos anima a continuar sin desfallecer. Cuando nos dicta cual es el paso a seguir e insinúa que vale la pena el esfuerzo. Cuando a pesar de la fatiga hay una necesidad absoluta de seguir avanzando ante la convicción de cambiar un destino. O cuando emerge un ímpetu mayor que nos mantiene enfocados, es entonces también el momento en que nos percatamos de que verdaderamente un compromiso es más fuerte que cualquier obstáculo porque el nivel de conciencia e intención hacen que se cristalicen las acciones y quede atrás lo trivial.

Un compromiso adquiere la virtud de lo sagrado porque están en juego el honor y la honestidad. Implica entusiasmo y decisiones acertadas de la mano del conocimiento. Más allá de las obligaciones está el deseo profundo de llevar a cabo aquello que hemos incluido en lo que consideramos jerárquicamente importante. Se pone a prueba nuestra capacidad de responder y con ella la voluntad que nos guía hacia la conquista de acciones mayores. Es, sin lugar a dudas, un impulso que nos trasciende y que nos aleja de la vacilación. Es fascinante, por decir lo menos, porque nos permite volver al centro.

Cualidades como la confianza, la transparencia y la dignidad evidencian que, de por medio, hay un corazón que sella el compromiso. Ya no es necesaria una firma porque esa rúbrica la impone un ser diáfano y coherente. Basta mirar a los ojos para saber que ya está en marcha un pacto en el que el empeño está depositado con ahínco y con bríos. Algo nos recorre con una intensidad tal, que partimos de un resultado y no sólo de los procesos. Es ese anhelo por poder repetir al final del viaje, una expresión como “sí se pudo” y es la forma de reafirmarnos en que la determinación nos lleva a buen puerto.

Un compromiso supera la autosuficiencia y el orgullo. Requiere de un orden meticuloso que nos conduzca a levantar los velos para encontrar la verdad y entrelazarnos, una vez más, con las aspiraciones más elevadas. Debe ser libre, espontáneo y proyectado en positivo con la fe puesta en que realmente sea un logro sin cambiar el sentido original para que se erradique la incertidumbre.

El conformismo, la mediocridad y la pereza van en contravía del compromiso. Por el contrario, la motivación y los mejores incentivos han de constituir el pilar fundamental sobre el que se base lo que, desde el mismo momento en que se asume, se constituye en algo solemne…

Alejandro Posada Beuth

UNA DECISIÓN

UNA DECISIÓN

“Las decisiones son bisagras del destino” Edwin Markham

Determinación, deseo y disciplina son necesarias para que una situación momentánea no sea el origen de la toma de decisiones erróneas. Es posible que el porvenir dependa de una elección y por ello la serenidad y la observación tranquila pueden convertirse en excelentes consejeras. Del arrojo y la firmeza puede depender es destino mismo, por el que el Universo conspire y abra el sendero más expedito en dirección de las mejores y más nobles intenciones.

Por momentos el corazón es consultado y la intuición complementa los razonamientos más finos, orientados a obtener las mejores opciones. Más que impulsos emocionales o creencias sin fundamento, los cambios de dirección deben basarse en convicciones y certezas. Por tanto una decisión adecuada aleja los temores y gestiona nuevos retos. Correctas percepciones han de llevar a reacciones adecuadas y armónicas, incubadas desde el silencio que habrá de actuar como filtro para que la luz brille y las sanas intenciones se hagan manifiestas.

Una decisión debe ser clara, honesta y transparente para generar el impacto que se quiere y lograr la trascendencia debida. Por ello, es necesario que implícitamente sea portadora de una buena dosis de empatía, cariño y generosidad. Sabemos que todo está conectado y por ende el desapego y la devoción deben ser ingredientes que fortalezcan esa urdimbre de la que hacemos parte. El amor debe ser un estado de conciencia inteligente que escuche desde la paciencia y la comprensión para acoger otras visiones que alimenten voluntades canalizadas hacia modelos repletos de humanidad.

Una decisión debe garantizar el derecho a soñar, a proyectar lo que somos en esencia, a seguir creando para edificar nuevas realidades llenas de esperanza, a hacer que el amor se conjugue en presente, atravesar y vencer resistencias, a disponernos a recibir con plenitud el instante siguiente con la alegría de quien confía, a intentar cuantas veces sea necesario hasta que la perseverancia nos premie, a llenar de fe cada acto y a descubrir las fragancias con que la vida nos saluda en cada amanecer, a olvidar lo insignificante para salir de las penumbras de las preocupaciones, a disfrutar de lo simple y sencillo, a hacer promesas en colores, a gozar con el frío de algunos momentos y hasta con las noches sin estrellas, a beber por sorbos la magia de cada segundo, a despertar la hoguera de la provocación para ser merecedores de un abrazo, a frenar el yugo de la memoria para derrotar los límites y a escribir en cada acto la nota primordial en la partitura de nuestras vidas…

Alejandro Posada Beuth

UNA LUZ

UNA LUZ

“Hay dos maneras de difundir la luz. Ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja” Yutang Lin

Resulta paradójico que el cerrar los ojos pueda facilitarnos la posibilidad de contactar con la claridad y la luz que habitan en nuestro interior. Como también lo es que el exceso de iluminación pueda enceguecernos. Una vez más se pone de manifiesto la necesidad de saber regular y dosificar cada cosa.

Pero lo que sí es cierto es que, quien desde el silencio se interioriza y contacta con su luz, se comporta como un faro para sí mismo y es candil para muchos otros porque comienza a descubrir que el fulgor que contagia con su resplandor puede ser suficiente para ser guía de quienes navegan en la oscuridad, disipando las sombras y mostrando la dirección correcta. Esto, en la noche confusa, puede resultar de incalculable valor y hacer que pasemos de la culpa al perdón, del rencor y el resentimiento a la compasión, de la envidia y la codicia al desapego y la entrega generosa, o del sufrimiento y la angustia a la esperanza y la compañía como bálsamo.

La luz comienza a evidenciarse cuando con una palabra podemos plantar motivos para continuar, o cuando nos comportamos como sembradores de soluciones ante las piedras del camino, o cuando la coherencia y el respeto respiran con nosotros ayudando a disipar las víctimas y los victimarios. Así mismo, cuando el vuelo se hace en manada porque nos hacemos conscientes de la importancia de lo que nos trasciende como individuos. O cuando es el corazón el que agenda lo primordial.

El sol interior nos permite jugar con la intensidad y los matices para diferenciar los claroscuros de lo cotidiano. Nos llena de inocencia y transparencia para entregar actos puros. De tolerancia y paciencia para evitar la tiranía del que juzga. De responsabilidad para compartir aptitudes y talentos con el carisma de quien se brinda a sí mismo por la enorme satisfacción de servir. De solidaridad y apoyo incondicional con causas ajenas porque de esta manera estrechamos lazos que nos recuerdan que no estamos solos. De sonrisas por compartir porque sabemos que habrán de mitigar momentos de prueba para quienes padecen en soledad.

Que cada quien irradie desde lo más profundo para que las tinieblas sean apenas el anuncio de un nuevo amanecer. Que nos reconozcamos como portadores de la llama ardiente que puede cultivar fervor y entusiasmo. Que la fraternidad se asome de nuevo para que por fin volvamos a identificarnos como Seres de Luz

Alejandro Posada Beuth

UN RECUERDO

UN RECUERDO

“El recuerdo es el perfume del alma” George Sand

Viajar hacia el pasado y esculcar en el tiempo entre experiencias y sensaciones puede modificar nuestro presente y con ello nuestras circunstancias. Surgen imágenes y percepciones que incluso en muchas ocasiones habíamos dejado en el baúl de los recuerdos y es, cuando menos, fascinante poder usar esta capacidad para revivir muchos momentos mágicos y permitir que se proyecten en la pantalla de la película de la vida.

Evocar los primeros rostros de los que fuimos conscientes y con ellos sus gestos y caricias que quedaron impregnados para siempre porque nos brindaron seguridad en un mundo que apenas comenzábamos a recorrer, o el paso preliminar por las aulas de clase en compañía de quienes marcaron épocas de fantasías e ilusiones inigualables, o aquella ocasión en que tomamos la mano de ese “alguien” que por primera vez nos hizo estremecer a tal punto que terminamos fundidos en un abrazo y un beso interminable. Ni qué decir de la llegada a la época universitaria en que comenzábamos a vislumbrar probablemente el que sería nuestro oficio a manera de vocación y consagración. Instantes irrepetibles como experimentar ser padres. En fin, tantas y tantas vivencias que al ser traídas al aquí y al ahora nos reafirman en lo bello y generoso que ha sido nuestro paso por esta humanidad.

Por eso, nos convertimos en coleccionistas de historias y cada retrato abre la cámara de los recuerdos con todos los significados que alimentan nuestro recorrido despertando actitudes sensatas y amorosas que nos conectan con nuestra esencia para, una vez más, recrear escenas que tuvieron tal impacto que decidieron mudarse a ese lugar de privilegio para ser traídas al antojo en nuestro día a día.

Más allá del tiempo y el espacio, nos encontramos con códigos de sabiduría que recibimos en el umbral de lo más sensible de nuestro ser, para no perder de vista que este caminar lo hemos trascurrido en compañía. Por, y gracias a ello, hemos sido co-creadores en la tarea de diseñar cada capítulo de nuestra biografía, lo que hace que avancemos con plena disposición a la apertura, potenciando el poder de cada creencia. Al ejercitar esa maravillosa cualidad de recordar, la memoria nos permite auto-observarnos para darnos cuenta de que, paradójicamente, ya no somos el ser que fuimos y que hemos evolucionado para poder también llegar ser parte de los recuerdos de muchos otros.

Que cada recuerdo sea una oportunidad para abrir el corazón, para ascender hacia la cima de los más grandes desafíos, para nutrirnos de optimismo, para asegurar el equilibrio en nuestras acciones y para ampliar nuestra visión del mundo…

Alejandro Posada Beuth

LA VERDAD

LA VERDAD

“La verdad os hará libres” Jesús

La honestidad, la sinceridad y la franqueza suelen acompañar a la verdad que es un valor que resuena con lo moral, lo ético y lo estético. Retira los velos de las cosas, es decir, que nos permite apreciarla sin tapujos lo que, a su vez, genera confianza y sensación de seguridad.

La verdad comienza con el perdón que expía las culpas, o también con la inocencia sin segundas intenciones, con un primer paso en dirección de la conquista de los sueños sin el menor asomo de duda, con asumirnos a nosotros mismos tal y como somos, con proyectar amor, liberar las dudas y multiplicar las certezas. Así mismo, con la alegría expresada a través del canto o la danza, con la resolución de viejos conflictos, con la renuncia al reconocimiento y la aprobación, o con la mente superior puesta al servicio.

Cuando nos llenamos de suficiente fuerza en el corazón para llevar a cabo la misión, cuando los actos se visten de gratitud, cuando damos paso a nuestras preferencias para entregar con alegría lo que somos, cuando la inspiración es requisito para expresar nuestra voz, o cuando la inteligencia amorosa nos proyecta, es entonces cuando la verdad se hace manifiesta y recuperamos la conciencia de cada movimiento. La consistencia, la precisión y la coherencia comienzan a coincidir como sustento de los mejores propósitos.

La verdad hace que la imagen sea un reflejo del interior y, reconocernos en ella, puede cambiar un destino porque sentimos que estamos a paz y salvo con nosotros mismos. Esto nos lleva a comprender que ya no es necesario vivir en el mundo de los opuestos y que la sombra es parte de la luz. Desde la sencillez, la desnudez, la humildad y la belleza podemos avizorar un horizonte que invita a sustituir y a olvidar las ofensas para recuperar la fuerte expectativa de que las cosas irán bien y que la apatía y la desesperación se han de desteñir ante la correcta perspectiva del entendimiento y la compasión. Es así como las palabras cuidan y no ofenden porque se nutren de la Bondad Esencial de la que fuimos creados a imagen y semejanza.

La mente desaparece en el campo del silencio, donde habitan las posibilidades sin límites y yace la verdad, la misma que permite que seamos dignos de disfrutar la felicidad porque es de nuestra legítima propiedad y hace parte del inventario más excelso de las virtudes que vamos recopilando en el camino de nuestras vidas…

Alejandro Posada Beuth

LA BELLEZA

LA BELLEZA

“La belleza es el esplendor de la verdad” Platón

Experimentar la belleza es probar sensaciones y valorar lo que va más allá de las formas. Es descubrir que es el observador, más que lo observado, quien se convierte en protagonista y que, por tanto, los ojos de quien la mira son los que otorgan esta cualidad. En ese orden de ideas, la vivimos desde lo que interiormente es nuestra percepción que ya ha sido acrisolada y que, paradójicamente, muchas veces se convierte en algo que trasciende nuestros sentidos que, en ocasiones, se hacen insuficientes para captar y describir su magnitud.

Contemplar la belleza es depurar para no contaminar. Es escuchar la voz del alma en el silencio de la conciencia. Es palpar desde el corazón para apreciar el encanto de un abrazo. Es observar desde el colorido de lo vivido y plasmar con el pincel de quien se inspira en lo sublime. Es degustar desde el manjar de los recuerdos repletos de momentos indescriptibles y percibir el aroma del ser amado con solo evocar su imagen.

La belleza suele vestirse de armonía, de simetrías y figuras agradables como propuestas externas, pero requiere de impecabilidad interior para ser captada en toda su dimensión. Es por eso que se crea una realidad que le da categoría a lo creado, porque es enriquecido desde la esencia misma de la obra perfecta que somos. Así despertamos del letargo de los espejismos e ilusiones y empezamos a conectarnos con la Fuente misma de todo lo manifestado.

La belleza habita en el silencio porque allí se disfruta de la flor, de sus texturas y su colorido, sin robarle su aroma. Es equilibrio entre la acción y la quietud. Es un concierto de notas inteligentes y elegantemente mezcladas para hacer de la música, poesía. Ella sola, sin esfuerzo alguno, incita a entrar en estados meditativos que la cultivan y la hacen perdurar en el infinito de los tiempos. Por eso es revelada cuando estamos dispuestos a recibirla y eso ocurre cuando decidimos ser lo que somos, sin maquillajes ni fachadas, porque lo bello es fácilmente identificable.

¡Qué lindo sería comenzar a redescubrir que vale la pena combinar lo estético con lo ético! Sería formidable también volver a lo bueno, puro y limpio que hay en nuestra existencia porque allí reside la belleza, la misma que nos hace conscientes de que el verdadero paraíso siempre tiene como requisito su presencia y es la que le da identidad a nuestro ser, más allá de los cánones que solo menguan su significado…

Alejandro Posada Beuth