UN TALENTO

UN TALENTO

“No escondas tus talentos, se hicieron para su uso. ¿Qué es un reloj de sol a la sombra?” Benjamín Franklin

¡Tantas habilidades, dones, aptitudes y… tanto por compartir! Esos privilegios, sin lugar a dudas, nos trascienden y deberían llegar a muchos con generosidad, en actitud de reconocimiento a la vida y compensando un poco por todo aquello de lo que fuimos dotados.

El ingenio y la capacidad suelen ser requisitos previos para el desarrollo de un talento que rompe con las limitaciones propias de los viejos paradigmas e invita a explorar nuevos campos que, de esta manera, ponen a prueba nuestra creatividad. Pero no basta, eso sí, con que esos dones se hagan evidentes; tal vez el reto mayor sea el de mantenerlos y multiplicarlos para que finalmente muchos más se vean beneficiados. Esto implica también que delante de ellos vaya un corazón amoroso y dispuesto a entregar lo mejor, sin cálculos tacaños ni asomos de avaricias.

Un talento nos invita a creer desde el interior, a comprender que somos el universo mismo, a sintonizarnos con la abundancia, a adueñarnos de nuestros pensamientos, a desistir de ser simples poseedores, a asimilar que todo circula porque finalmente somos dueños de todo y de nada. Es así como nos damos cuenta de que podemos materializar todo aquello de lo que estamos convencidos y de que podemos modificar nuestro enfoque frente al mundo para abrir las ventanas de la imaginación y encontrar las verdaderas riquezas que estaban esperando nuestro aquietamiento para tomar conciencia de lo afortunados que somos.

Un talento debe ser puesto en acción para ampliar el termostato de nuestras riquezas al experimentar satisfacción cuando servimos, reconociendo al mismo tiempo que lo que debe ser, será. Esto implica salir de las angustias del mañana para recuperar las fuerzas del hoy y encontrar la libertad para que las ataduras no nos priven del gozo de un verdadero encuentro, sellado por un abrazo. Renunciar a los reproches y encontrar lo bueno en los otros para volver a confiar en nosotros mismos. Fabricar argumentos que nos permitan dejar a un lado las conductas egoístas y prescindir de luchar contra lo que sentimos, para mantener el rostro hacia la Luz.

Que los talentos opaquen al pesimismo, que el empeño derrote a la fatiga, que podamos sonreír e ir en búsqueda de las más altas aspiraciones…

Alejandro Posada Beuth

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