La satisfacción del trabajo o el trabajo a satisfacción

La satisfacción del trabajo o el trabajo a satisfacción

“Elige el trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”

(Confucio)

Invertimos aproximadamente la tercera parte de nuestra vida adulta en el trabajo, aquello que con suerte realizamos a lo mejor buscando un poco el sentido y la forma de ganarnos la vida y que algunos relacionan como la consecuencia directa del castigo por haber “perdido el paraíso”.

Pero esto último debe constituirse en el desafío, en el reto que nos permita asomarnos al mundo y observar sus necesidades para que hagamos de nuestras labores una verdadera y genuina consagración, repleta de bendiciones, que nos permita desarrollar habilidades e iniciativas dignas dirigidas a rescatar la alquimia del esfuerzo y su traducción en logros y servicios que honren lo que somos y hacemos.

El respeto, la actitud y el gusto que imprimimos en nuestras actividades en pro del emprendimiento, seguramente han de inspirar a otros para renovar y animar los sueños, posibilidades y promesas y, de esta manera, escuchar el llamado interno que nos recuerda que las vivencias y acciones son realizadas en nombre de una vocación, para un cambio cualitativo que nos permita contemplar nuevas perspectivas y optimizar conductas como agentes de reconexión.

Ahínco, vigor y empeño son necesarios para ser pioneros en el objetivo de alcanzar metas o realizar proyectos. De la determinación y la pasión que dicte el corazón depende en gran parte no solo el poder llegar a ello, sino que se revele la magia de la trasmutación para que el oficio consumado se convierta realmente en el mejor pretexto en el intento de que esa única raza que se llama humanidad, ascienda por el camino de la evolución hacia el desarrollo de la Conciencia.

Más que a satisfacer necesidades básicas, el trabajo debe orientarse entonces a que la compensación obtenida, producto de ese sacrificio, sea un instrumento de buena voluntad, un medio para llevar a cabo el Plan Mayor, una gratificación de los deseos sublimes que eviten la esclavitud ante la expectativa del día por nacer y pensar más bien en el “haber espiritual” a modo de máxima expresión del humanismo y filantropía como reconocimiento de la reserva económica del mundo.

Alejandro Posada Beuth

Informar formando

Informar formando

“Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras”

(William Shakespeare)

Siempre estamos filtrando lo que percibimos. Producimos cerca de 60.000 pensamientos al día, de los cuales el 90% son realmente inútiles o repetitivos y, por tanto, sin una intención clara. Esto nos lleva a pensar que vale la pena silenciar por momentos la mente y más bien asumir una actitud de escucha para hacernos las preguntas correctas, lo cual es un principio básico en aquello de comunicarnos eficazmente e informar formando.

La mayor elocuencia suele surgir del silencio, para que cada palabra expresada sea la necesaria y así podamos hacer el ejercicio de proponer más que imponer. De crear un discurso poderoso e íntegro que desplace al dogmatismo y que sea portador de honestidad y rectitud para, de esta manera, poder conservar la esencia del mensaje. De ello depende que sea o no constructivo y edificante.

No es necesario rebuscar o exagerar. Para transmitir sólo hace falta pintar de emociones las palabras que casi siempre se derivan de la postura frente a la vida, del sentido de cada acto, de la forma de relacionarnos con nosotros y el entorno. Así la obra inteligente será expuesta en las páginas del libro de la existencia, renunciando a la necesidad de emitir juicios o ingeniar excusas y más bien darle paso a una comunicación llena de optimismo, bondad y verdad que nos permitan conservar por siempre la actitud del aprendiz.

En virtud de ello, es importante depurar y examinar con diligencia y cuidado cada expresión para hilar las ideas que nos permitan trascender de los textos a los contextos y ser más incluyentes en el perfeccionamiento de la sana interacción.

Cuando el corazón nutre al intelecto, el Espíritu inunda todo nuestro ser y la responsabilidad de moldear y embellecer en lugar de deformar, agrega la potencialidad a cada palabra expresada, de contemplar y acariciar al otro siendo portadores del genuino arte de amar para protegernos mutuamente y ver brotar a la semilla que alivia y restablece, que une y cohesiona, que acoge e invita a la re-flexión en señal de humildad en pos de recorrer juntos el camino de la vida.

Alejandro Posada Beuth

Apatía, empatía y simpatía

Apatía, empatía y simpatía

“Después del amor, la simpatía es la pasión divina del corazón humano”

(Edmund Burke)

Un gesto que invita, una mirada que acompaña, un abrazo que acoge o una actitud de escucha que consuela, son claras muestras de los vínculos que conservamos como integrantes de una comunidad. La sensibilidad por lo que los otros experimentan es producto de la relación con nosotros mismos y del reconocimiento y la aceptación de ese ser humano que habita en nuestro interior. El mismo que deja atrás la desidia y el desgano para hacerse presente y partícipe afectivamente del proceso personal de aquellos con quienes de alguna forma interactuamos.

Trascender de la apatía, el desinterés, la falta de emoción y motivación, a la comprensión de la perspectiva del otro, hasta sentirla como propia, sin emitir juicios y simplemente vibrando en la misma frecuencia, es acercarse a la verdadera empatía, que va más allá del entendimiento y la compañía solidaria (simpatía), para sentir como propio aquello que ese ser advierte o percibe. Y es hacerlo desde el más profundo silencio, desde el respeto por los procesos de aquel a quien escuchamos y con una gran dosis de compasión. Aunque el sufrimiento puede parecer subjetivo, desde esta esfera de Conciencia ya se vive como dolor de humanidad en procura de pulir ese diamante de mil caras que es la colectividad como una sola. Por tanto, cualidades como la humildad y la capacidad de observar desde el centro donde nada perturba y donde el ego es superado, nos permiten respirar juntos y reflexionar para vislumbrar que lo que el otro refleja realmente es parte de nosotros.

Resulta pues, un verdadero privilegio hacer parte de un proceso evolutivo en el que, como seres humanos, podemos sintonizarnos y sincronizarnos con un propósito común: darnos cuenta de que ha llegado el tiempo en el que la razón y el pensamiento transmuten hacia el sentimiento. El momento para que los diálogos sean establecidos desde el perdón y la pureza de móvil, desde la fuerza envolvente del amor, desde la claridad y la transparencia que sólo fluye cuando los apegos son superados por el afecto. Es entonces cuando el intelecto se consolida en el Gran Templo de la Sabiduría para emprender el camino de regreso al Alma y así contribuir al desarrollo del Plan Divino en el que las mezquindades se desvanecen ante el esplendor del Espíritu.

Alejandro Posada Beuth

Las relaciones humanas

Las relaciones humanas

“Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”

(San Agustín)

Sumar fuerzas, visiones y recursos son excelentes opciones para constatar, una vez más, que como seres interdependientes somos infinitamente más productivos cuando nos contamos como una sola Unidad. En la medida en que elevamos las vibraciones de la Conciencia y vamos constituyendo el tejido que llamamos Humanidad, de manera espontánea surge la necesidad de aportar y servir sin condiciones en el sendero del despertar.

Estamos constituidos de redes en todos los planos (físico, emocional y mental) que dan soporte y anclaje para que lo que vamos conquistando se consolide y así los yerros y tropiezos sean elevados al carácter de intentos y frutos que nos permitan desplazarnos en compañía de la confianza, la serenidad, la humildad y la calma. Todos estos sentimientos de armonía se tornan en mayores potencialidades porque hacen que el corazón se sincronice con el mundo de las ideas y se exprese a través del lenguaje del amor. De esto sólo pueden brotar acciones de benevolencia, encanto y certidumbre.

Una sola mirada, una sola palabra o un solo gesto, pueden ser suficientes para dar inicio a momentos sincrónicos de inspiración porque esas redes son portadoras intrínsecas de la eficiencia y la eficacia colectivas que derrumban el orgullo y legitiman la autenticidad. De esta manera el presente derrota las culpas y queda la estela como registro del impulso que se obtiene de lo trascendido para volver a la Fuente y recuperar el asombro.

Establecer un código relacional desde lo humano, el respeto, la escala de valores y el silencio cuando fuese necesario, seguramente sea sinónimo de acierto. Desde esos pilares son dictadas las mejores decisiones que, a no dudar, nos sobrepasan como individuos hacia el propósito mayor de lo colectivo sin olvidar la esencia de cada componente. Emerge entonces el poema que, uno a uno en sus versos, hace alusión a la posibilidad de allanar el camino tomados de la mano, con la convicción de que, de esta manera, sellamos el compromiso decidido y la apuesta por el resurgir del fervor, la pasión y el entusiasmo que hagan de cada uno de nuestros actos la mayor ofrenda hacia la consagración para honrar así la misión que nos fue confiada…

Alejandro Posada Beuth

Crea momentos felices

Crea momentos felices

Satisfacción, cambios, creatividad, innovación: todos elementos esenciales para disfrutar cada día que pasa y que, sin duda, nos permitir estrechar vínculos, lo cual es fundamental en la búsqueda de nuestra felicidad…

https://youtu.be/u_zLRYwXoJ0
De la intención a la acción

De la intención a la acción

“Si bien la intención es la semilla de la manifestación, la acción es el agua que nutre la semilla”

(Steve Maraboli)

La vida está llena de intentos y errores en el camino evolutivo de la Conciencia y casi podríamos decir que todo lo que existe está ligado a una intención, detrás de la cual hay una motivación suficiente como para cristalizar o materializar los propósitos. Ello implica que, para poder centrarse en ese “algo” que conecta con el deseo, la emoción y el sentimiento, es necesario superar las distracciones que desenfocan la correcta visión.

Cuando se va a la deriva surgen demasiadas opciones que conducen a la parálisis y desperdician habilidades y destrezas. Por eso la capacidad de hacer vínculos o nexos desde ese “vacío” inicial de donde surgen las ideas, con el corazón que les da la fuerza magnética para concretarlas, lleva a que se teja esa urdimbre precisa e imprescindible que genera la acción. Todo está conectado con todo y por tanto, lo que hasta ahora no se ha identificado, solo está esperando un poco más para ser revelado en la medida en que la intensa necesidad lo reclame.

En el poder de la intención residen las aptitudes que conectan con la capacidad de realizar aquello que ha sido establecido como un objetivo y en ese orden de ideas, de él emanan los principios necesarios que permiten vencer las dificultades derivadas del temor, para dar paso a la inspiración y la creatividad que permiten pensar desde el final, para comprender que la vida es aprendizaje y perfecta sintonía con un universo de posibilidades y latencias ilimitadas que esperan manifestarse.

La bondad y la belleza, el respeto y la admiración, el asombro y la fascinación, el ardiente deseo y la pasión son requisitos para buscar lo que es verdaderamente valioso y que va en la dirección del Servicio como expresión máxima del despertar. Por eso la acción debe ser simplemente la consecuencia lógica de la coherencia suprema del Ser, para alinearse con el objetivo mayor dentro del Plan Divino: ¡amar sin resistencia!

Esta es, en síntesis, la fuerza atractora-impulsora donde habita el caudal de las probabilidades, que solo espera el silencio como excusa para poder salir a flote y así convertirnos en co-creadores

Alejandro Posada Beuth

La atención plena: un camino por recorrer

La atención plena: un camino por recorrer

“A donde vaya tu atención, irán tus emociones”

Ya desde las primeras semanas de vida van surgiendo intereses particulares en relación con lo que perciben nuestros órganos de los sentidos. Son tantas las informaciones que el cerebro comienza a procesar, que debemos filtrar muchas de ellas para enfocarnos en las que vamos considerando relevantes, seguramente motivados por lo que se insinúa como afinidades desde lo experimentado con agrado.

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De la aptitud y la actitud

De la aptitud y la actitud

“Las aptitudes suman… las actitudes multiplican”

Más allá de la biología, los talentos, las habilidades y los dones son alimentados desde la motivación y la disposición. Probablemente nuestros genes portan tintes y matices de privilegio que nos permiten tener ese “algo” innato que nos hace diferentes. Sin embargo, para llegar tan alto como nuestros sueños, no basta con ser aptos; es necesario contar con la inteligencia emocional y la asertividad que nos permitan rescatar la actitud correcta que, dicho sea de paso, depende de decisiones y acciones.

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