Las relaciones humanas

Las relaciones humanas

“Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”

(San Agustín)

Sumar fuerzas, visiones y recursos son excelentes opciones para constatar, una vez más, que como seres interdependientes somos infinitamente más productivos cuando nos contamos como una sola Unidad. En la medida en que elevamos las vibraciones de la Conciencia y vamos constituyendo el tejido que llamamos Humanidad, de manera espontánea surge la necesidad de aportar y servir sin condiciones en el sendero del despertar.

Estamos constituidos de redes en todos los planos (físico, emocional y mental) que dan soporte y anclaje para que lo que vamos conquistando se consolide y así los yerros y tropiezos sean elevados al carácter de intentos y frutos que nos permitan desplazarnos en compañía de la confianza, la serenidad, la humildad y la calma. Todos estos sentimientos de armonía se tornan en mayores potencialidades porque hacen que el corazón se sincronice con el mundo de las ideas y se exprese a través del lenguaje del amor. De esto sólo pueden brotar acciones de benevolencia, encanto y certidumbre.

Una sola mirada, una sola palabra o un solo gesto, pueden ser suficientes para dar inicio a momentos sincrónicos de inspiración porque esas redes son portadoras intrínsecas de la eficiencia y la eficacia colectivas que derrumban el orgullo y legitiman la autenticidad. De esta manera el presente derrota las culpas y queda la estela como registro del impulso que se obtiene de lo trascendido para volver a la Fuente y recuperar el asombro.

Establecer un código relacional desde lo humano, el respeto, la escala de valores y el silencio cuando fuese necesario, seguramente sea sinónimo de acierto. Desde esos pilares son dictadas las mejores decisiones que, a no dudar, nos sobrepasan como individuos hacia el propósito mayor de lo colectivo sin olvidar la esencia de cada componente. Emerge entonces el poema que, uno a uno en sus versos, hace alusión a la posibilidad de allanar el camino tomados de la mano, con la convicción de que, de esta manera, sellamos el compromiso decidido y la apuesta por el resurgir del fervor, la pasión y el entusiasmo que hagan de cada uno de nuestros actos la mayor ofrenda hacia la consagración para honrar así la misión que nos fue confiada…

Alejandro Posada Beuth