TU MÚSICA INTERIOR

TU MÚSICA INTERIOR

Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexplicable es la música” (Aldous Huxley)

El corazón es el primer órgano en formarse durante el embarazo y tiene funciones de nutrición y suministro de oxígeno para el embrión. El primer latido se produce entre los 16 y 20 días de la concepción, constituyéndose así en una especie de instrumento de percusión con su ritmo y sonidos particulares. Casi de manera simultánea se comienza a desarrollar el oído humano, insinuando que el órgano genera la función: la necesidad de ser escuchado. Quizás por eso en las etapas avanzadas, al disminuir la capacidad auditiva, el corazón comienza también a alterarse como presagio de que la vida se extingue.

Es comprensible entonces, decir que la vida es música y no es al azar que sea casi la única actividad que enciende prácticamente todas las áreas del cerebro de manera simultánea y hace que los dos hemisferios cerebrales dialoguen de manera coherente. Seguramente no sería excesivo decir que si lo lógico y racional establecieran más vínculos con lo intuitivo y creativo, probablemente nuestra sociedad sería menos conflictiva y entonces la música rescataría en una de sus cualidades básicas, la armonía, la posibilidad de reencontrarnos con un desarrollo más “acorde” (léase como combinación de varias notas agradables al oído) con nuestra esencia, originando así mayor cohesión social, altruismo y lazos de unión. Cada ritual, cada canto, cada baile salen al encuentro de la melodía y el ritmo, los otros dos componentes sustanciales de la música. De ese MAR (melodía, armonía y ritmo) nos alimentamos y por ello las neuronas en espejo, en relación con la empatía, también se activan cuando estos componentes hacen parte de nuestra cotidianidad.

Recuperar el “modo música” nos permite encontrarnos con las mejores y más altas vibraciones, cuyas frecuencias resuenan en sintonía con cada uno de los reinos en nosotros. El reino mineral se regocija y permite que las moléculas de silícea presentes en casi todas nuestras células restablezcan patrones ordenados, gratos y cautivantes en nuestros órganos y sistemas. El reino vegetal, con su devoción a la luz, se ve proyectado en esa savia que es nuestra sangre que oxigena e ilumina nuestros pensamientos. Y el reino animal es seducido por el movimiento al que invitan las notas que vamos emitiendo y que comienzan a esbozar la sinfonía de la vida.

Permite entonces que las musas, hijas de Zeus y Mnemósine y compañeras de Apolo (dios de la música en la mitología griega), susurren a tu oído e inspiren tus más elocuentes y nobles ideales para que la vida retorne al “son-ido” primordial…

Alejandro Posada Beuth

Marketing emocional

Marketing emocional

“La felicidad se consigue cuando ponemos de acuerdo a la razón y la emoción con nuestras acciones” (Toni García)

Nuestro cerebro reptil permite que nos conectemos con las funciones de supervivencia, la capacidad reactiva, la toma de decisiones, la energía de reserva o ancestral y el reino mineral en nosotros. Ya el cerebro mamífero o límbico nos liga con las emociones que terminan por definir mucho de lo que somos. Finalmente el cerebro humano, el neo córtex, elabora de manera racional las ideas y pensamientos. Y para el tema que nos ocupa vale la pena mencionar el Núcleo Acumbens, responsable de gran parte de los placeres, la amígdala que maneja los miedos y la ínsula en relación con la memoria y los recuerdos.

Cuando se producen ideas auténticas y novedosas generalmente capturan la atención de forma rápida y quedan grabadas en un compartimiento especial de esa “computadora humana”, lo cual lleva a que la capacidad productiva sea también mayor porque se genera un propósito claro. Y esto último es comprender que la biología “inscribe al mercadeo”, es decir, que lo que verdaderamente impacta es dar la nota original, trascender del universo al “multiverso”.

Pero también una emoción intensa, una mirada con historia incluida, un pensamiento provocativo, una sonrisa a tiempo, un aroma que evoca o un roce sensual son suficientes para impregnar las neuronas del corazón, en resonancia con la fábrica de los pensamientos, de tal forma que cualquiera de estos estímulos puede modificar la respuesta neurológica y facilitar la interacción con todo lo que nos rodea. El cerebro es amante de lo sencillo y se deja seducir para complementar la imagen que se insinúa, porque por naturaleza es creativo y asociativo y se abre a lo inédito. Registra los simbolismos y de esto se desprende que las relaciones interpersonales se enriquezcan desde el ritual que acoge lo misterioso y lo que está por develar. De allí que la mente se exprese más por conceptos que por palabras y en ocasiones basta una intención para contar mil relatos.

Y, además, el cerebro es “compinche” del buen humor y se regocija cuando se torna contagioso. Nada mejor que hacer pensar para suscitar una carcajada que se refleje en cada rincón de nuestro cuerpo porque ello es sinónimo de encuentro con la genuina alegría, con la transmutación de las emociones y con la esencia del que siempre goza y comulga con lo elemental que suele ser lo grandioso.

No olvides donar una sonrisa…

Alejandro Posada Beuth

Gestionar las emociones

Gestionar las emociones

“Tu inteligencia puede ser confusa, pero tus sentimientos nunca te van a mentir»(Rober Ebert)

La vida es movimiento y las emociones son el motor para ello. De hecho, su no expresión (alexitimia), puede llevar a que se presenten hasta un 40 % más de enfermedades. Por este motivo, la manifestación de los sentimientos debe constituirse siempre en una prioridad inaplazable. Satisfacción, plenitud y felicidad pueden ser el resultado de acciones como la cooperación, la compasión y el altruismo.

Para gestionar de manera adecuada las emociones es necesario, ante todo, comprenderlas y empoderarse asertivamente, lo cual lleva a poner en acción la capacidad de modificarlas y controlarlas. Esto es, tener la posibilidad de cambiar el tipo de respuestas frente al pasado y las culpas e igual frente al futuro y las expectativas, para poder centrarse y regular desde el presente las percepciones y expresiones, aún de los propios genes.

La emociones pueden alterar la neurofisiología y con ello la conducta y la capacidad de aprendizaje o la intensidad de los impulsos. Un beso puede descubrir todo aquello que ha estado en silencio. Una mirada puede ser suficiente explicación o un roce el despertar de una experiencia que puede quedar en el registro eterno. Un aroma quizás sea la mejor excusa para evocar al ser querido. En síntesis, todo aquello que nos cuentan los sentidos va a ser el encendido que ponga en marcha dichas emociones.

Lo mezquino puede llevar a la ruina y a la desventura, que aniquilan la felicidad. Por el contrario, todo aquello que se derive del amor puede ser antídoto para el sufrimiento, por lo que vale la pena sembrar las semillas de las correctas relaciones para convertirnos en verdaderos jardineros del alma que hagan perennes los cultivos de ternura que florezcan en colores de libertad.

Transmutar lo impuro en pensamientos valerosos, la agitación en reposo y paz, la negligencia en agrado y simpatía, o la orfandad en protección y bondad, es reorientar la brújula para navegar en la dirección adecuada y pasar de la existencia a la esencia. Es trascender el ego para dar cabida a la intuición y es ofrecer un brindis por la calidez y el afecto.

Alejandro Posada Beuth

Puedes sanarte. Supera tus genes

Puedes sanarte. Supera tus genes

Nos comunicamos a través de vibraciones o patrones frecuenciales que, si se conectan desde el corazón, crean un campo tan intenso que pueden modificar aún la expresión genética y generar todo el proceso de la sanación…

https://youtu.be/L3yMPeGX_Uw
Pensar mejor para vivir mejor

Pensar mejor para vivir mejor

Cambiar el «chip» de los pensamientos puede modificar por completo tu forma de vivir. El reto está en cambiar los viejos esquemas mentales…

https://youtu.be/M_7LQW7VzBM