RESPETO

RESPETO

“El respeto hacia uno mismo es la piedra angular de toda virtud” John Herschel

Exaltar la dignidad del prójimo ya es un signo de reconocimiento, un valor que supone atender y apreciar al otro en su justa dimensión considerando sus puntos de vista y sus opiniones, lo cual habrá de incidir en la sana convivencia y permitirá moderar las actitudes desarrollando cierto grado de empatía.

El respeto implica expresarse de manera espontánea, asertiva y de forma natural. Con coraje pero dispuestos siempre a escuchar. Atesorando las palabras como recurso importante. Renunciando a la intransigencia pero manifestando los límites que parten de un pensamiento consciente y de un buen manejo de las emociones.

Relacionarnos desde el respeto es activar la voluntad para encontrarnos sin angustias, manteniendo la fuerza y eligiendo desde la autopercepción. Conservando los motivos pero de manera racional. Siempre aceptando otras miradas y poniendo empeño en descubrir las mejores versiones. Protegiendo lo fundamental y embelleciendo los escenarios para que cada quien sienta que aporta desde su ser genuino, educando la razón, gestionando las emociones y centrados en lo significativo. Agregando un poco de solemnidad a cada acto para solidificar lo trascendental. Describiendo las circunstancias con claridad pero sin estigmatizar. Concretando desde visiones amplias, sustentadas en argumentos y no en necedades del ego.

El respeto es incluir a los otros en nuestras decisiones. Decir lo justo sin buscar herir. Afrontar situaciones desde la transparencia en los mensajes, sin prejuicios y con la intención de seguir siendo aprendices para salir airosos aprovechando los puntos en común. Es cuidar el discurso para que las disertaciones surjan desde lo profundo y significativo y no desde la necesidad de vencer a nadie. Es sustentar la equidad y acrecentar la confianza sin anquilosarnos ante razones ajenas. Es renunciar a la ofensa pero conservando la fidelidad con nosotros mismos. Asimilar con el compromiso de hacer mejoras y reflexionar desde la honestidad para luego tocar más fibras en procura de lo más ecuánime, recto, justo e imparcial.

Que podamos aportar desde el respeto para estructurar mensajes certeros. Que el diálogo sea fluido. Que pisemos firme y mantengamos la credibilidad y el corazón puestos en la marca personal para reconfirmar que lo hecho ha valido la pena si afianza los vínculos y acrecienta las historias inspiradoras…

Alejandro Posada Beuth

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