Sorprenderse

Sorprenderse

“Sorprenderse y maravillarse es comenzar a entender” José Ortega y Gasset

Un niño continuamente está desbordando su capacidad de asombro porque cada experiencia la vive como si fuera la primera vez. Descubre en cada acción una forma nueva de hacerla. Siempre se está formulando más y más interrogantes (de 300 a 400 en un día, mientras un adulto unas 20-30), tratando de dar respuesta a todos sus descubrimientos y así activa su imaginación sin límites para continuar admirando todo lo que le rodea con fascinación.

Cuando todos los sentidos se conectan de manera armónica, cuando intelecto, ingenio, intuición y creatividad se encienden, lo ordinario se convierte en excepcional, lo natural en sobrenatural y hacemos que las cosas sucedan de muchas maneras, pero no de cualquiera. Es entonces cuando la magia, el misterio y la diversión, se acompañan de amor y humor para que lo diferente, lo original y lo verdadero, surjan a cada momento.

Sorprenderse es aprovechar el instante de cada instante y comprender que quien procrastina es un ladrón del tiempo. Cada ocasión es apta para comenzar de nuevo, reinventarse, motivarse y resolver con tal diligencia y prontitud los asuntos pendientes, que el servicio se convierte en una expresión de poder. Se trata entonces de derrotar la costumbre y la rutina para darle paso a lo no habitual y, además, rescatar la gratitud que es la memoria del corazón, como forma de vida manifestada a través de acciones, ofrendas, trabajo y sacrificio.

Para rescatar esta virtud, es igualmente importante renunciar al remordimiento y a las expectativas haciendo de cada oportunidad la mejor excusa para honrar el presente y deslumbrarse con cada muestra de perfección que tenemos en frente. Mantener esta actitud hace que liberemos endorfinas (sustancias del placer), opioides endógenos (reguladores del dolor), neurotransmisores como la dopamina y la serotonina (moléculas de la pasión y la alegría, respectivamente), células del sistema inmune y anticuerpos.

Todo esto nos desliga de lo no esencial y en cambio nos conecta con la actitud humilde del eterno aprendiz que sabe y conoce que la vida está repleta de oportunidades y que por ello es bueno darle un poco más de espacio a la magia y la locura que nos liberan de la cárcel de los paradigmas.

Tal vez sea el momento de enlazarnos con la vida desde un nuevo código que nos permita despertar el factor… ¡¡wow!!

Alejandro Posada Beuth