“Solo es capaz de realizar sus sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto” León Daudí
¡Qué curioso que en ocasiones tengamos que cerrar los ojos para poder ver y, luego, despertar para convertir los sueños en realidad! No deja de ser paradójico que debamos abrir los ojos para contemplar la senda interior de nuestras aspiraciones. Pero, además, que tengamos que desafiar la razón para camuflarnos en la locura de lo que parecía imposible y que, a la postre, sabremos que solo tardaba un poco más, hasta que estuviéramos dispuestos y receptivos.
Soñar es oprimir el botón de pausa para encontrar la magia de lo que aún no se revela. Es comulgar con la confianza y la perseverancia. Es gastar el capital en experiencias que compren alegrías. Es mirar los grandes retos desde la convicción y centrados en los resultados. Es aprobarse y proyectarse con certeza para alimentar la inspiración que avive el compromiso. Es lograr la introspección y la reflexión internas que pongan en evidencia la energía dormida en la semilla. Es observar en el gusano las alas de la mariposa y escuchar el eco de los decretos de la imaginación. Es lanzar primero el corazón para que las acciones lo sigan. Es revestirnos de pasión y entrega que venzan la fatiga. Es persistir hasta que el deseo se haga voluntad.
Por eso, decir que se vale soñar, es eliminar la duda para dar paso a la libertad. Es cambiar el sentido para comprender lo vivido. Es trascender la conmoción para conquistar la aceptación. Es desafiar la razón para incubar el progreso y atraer aquello que ya está en camino. Es asumir con reverencia y respeto las señales de un universo que conspira para concretar lo que, en un principio, fue tan solo una quimera. Es evocar para invocar y provocar. Es apreciar con asombro que ya no hay lugar para las excusas.
Es tiempo de determinar desde el ingenio, sin distracciones ni temores, que ese “más allá de allá” debe ser explorado con todos los recursos de los que hemos sido dotados, para reencontrarnos con el soñador que, en algún tiempo sin tiempo, nos soñó. Seguramente esta será la forma de dar rienda suelta a la intuición como estrategia para descubrir que, mientras más empinado sea el ascenso por la espiral de la conciencia en la búsqueda de nuestras pretensiones, mayores serán las recompensas y satisfacciones.
Que sea entonces el momento para hacer crecer las fantasías e ilusiones, alinearnos y poner fin a los límites…
Alejandro Posada Beuth