DE LA APTITUD Y LA ACTITUD

DE LA APTITUD Y LA ACTITUD

“Las aptitudes suman… las actitudes multiplican”

Más allá de la biología, los talentos, las habilidades y los dones son alimentados desde la motivación y la disposición. Probablemente nuestros genes portan tintes y matices de privilegio que nos permiten tener ese “algo” innato que nos hace diferentes. Sin embargo, para llegar tan alto como nuestros sueños, no basta con ser aptos; es necesario contar con la inteligencia emocional y la asertividad que nos permitan rescatar la actitud correcta que, dicho sea de paso, depende de decisiones y acciones.

El reto consiste en desafiar nuestro temperamento heredado y pulir el carácter, de manera responsable, a partir del entorno que fabricamos. Además, se basa en cuestionarnos sobre ¿Cuánto estamos dispuestos a hacer y de qué forma? ¿Hasta dónde llegan nuestros límites para adaptarnos? ¿Cuál es nuestra capacidad de valorar y agradecer? ¿Qué tanta magia, gracia y voluntad ponemos a cada acto? ¿Cuánto tiempo nos atrevemos a estar despiertos para realizar aquello que ocupa el rincón de nuestras fantasías e ilusiones?

Vale la pena pintar de esperanza los esfuerzos. De dicha y aventura los dramas. Optar por el consuelo y el sosiego ante la angustia. Magnificar las ambiciones y quimeras. Reemplazar la fatiga por pasión y algo de locura. La desilusión por buen humor y optimismo. Atreverse en lugar de reprimirse y comenzar sin postergar para llenarse de sensaciones todas nuevas. Acariciar y contemplar cada día a sabiendas de que no habrá otro igual y así poder “recordar el futuro” desde el presente de tu corazón.

Dosificar la respuesta ante la crisis puede transmutarla en fuente de alegría y aprendizaje. La sabiduría evita el desborde de las emociones y conduce a la prudencia, el silencio y la pausa. Los momentos de inspiración surgen de ellos y van de la mano del Humilde y del Maestro como testigos de la evolución de la Conciencia.

¡El potencial está allí! Depende de cada uno dar el primer paso y eso es actitud. Es claro que todo puede cambiar a partir de esa decisión que espera pacientemente el justo momento para nacer de nuevo a lo esencial y renunciar a lo prescindible. Cada instante es propicio si hay cabida para la audacia y la determinación provenientes de las profundidades del ser genuino que invita a la reflexión. Es tan simple como renunciar a la duda. El tiempo de procrastinar ha pasado…

Alejandro Posada Beuth

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