Volver a casa

Volver a casa

“El idioma del corazón es universal: solo se necesita sensibilidad para entenderlo y hablarlo” Charles Pinot Duclós

Volver a casa es volver al centro, al equilibrio, a la alegría y la confianza. Es retornar al sitio donde nos sentimos acogidos y seguros, pero a su vez, desde donde entregamos lo mejor de la humanidad inscrita en nosotros. Allí acunamos los más bellos y nobles sentimientos derivados del auténtico y verdadero amor. Es emprender el camino de regreso al centro de la gran alquimia, donde el mago se deleita transmutando emociones en sensaciones de alta coherencia.

Ese regreso a casa, al corazón, libera el exceso de equipaje y facilita la introspección, el viaje interior, el diálogo aplazado tantas veces con nosotros mismos. Filtra las provocaciones y da paso a los argumentos que revelan certeza. Desenmascara la apariencia y trasluce la esencia. Acepta y aprende de los altibajos porque solo revelan al aspirante que hay en nosotros. Valora el territorio conquistado porque, previo a ello, reconoció las coordenadas verdaderamente sustanciales.

En ese camino, la prisa y la competencia dejan de ser requisitos. Más bien surgen la pausa y el servicio como centinelas de lo fundamental. Compartir se convierte en un verdadero placer porque aprendemos a amarnos para dar de lo que somos, recuperando el coraje y el arrojo para desconocer la cobardía.

Cada nota que surge del eco del corazón es reflejo de la armonía que brota de quien dialoga en paz con su conciencia. Volver a casa es danzar entre los opuestos. Es expandirnos y contraernos con cada latido para para experimentar el vaivén de las emociones. Es excitarnos en respuesta a cada estímulo para recordar que la vida se vive en la eternidad del instante. Es comprender que es momento para compensar la generosidad de la existencia y volver a comulgar con el manantial diáfano y transparente de donde todo fue creado. Es emanciparnos para vencer restricciones o paradigmas y no ser cómplices de la complacencia.  Es encontrar en el corazón el tiempo sin tiempo para disfrutar a plenitud de lo más elemental que suele ser lo grandioso.

En este retorno la inspiración evoca, invoca y provoca. Los afectos se convierten en el mejor de los referentes para que vivir se conjugue siempre en primera persona. De esta manera, el reto más grande está en asumir el riesgo de abrir el corazón. Vale la pena hacerlo, pero en el aquí y ahora…

Alejandro Posada Beuth