La comunica-acción

La comunica-acción

“Los hombres sabios hablan porque tienen algo que decir; los necios porque tienen que decir algo” Platón

Vivimos en la era de una información que cambia y se dinamiza constantemente y por ello requiere de sistemas de comunicación eficientes y eficaces para que el holograma complejo que estructura el mundo sea constituido de la manera más edificante y responsable.

Somos criaturas lingüísticas y nuestras palabras no solo describen sino que crean la realidad. Por eso cada expresión emitida debería ir “barnizada” por todo el afecto que se alberga en nuestro corazón para que logre la resonancia exacta que se pretenda en quien la reciba, asumiendo además, que de la misma forma habrá de regresar a nosotros, enriquecida por los sentimientos más nobles del interlocutor.

La raíz de muchos conflictos se deriva de la poca asertividad en el lenguaje. Cada vocablo genera un sentimiento y por tanto una acción. Esa “comunica-acción” comienza desde una mirada que puede ser ventana del alma, porque en ella están inmersas infinitas chispas de fotones que iluminan ese encuentro que se complementa por los fonemas y los gestos del lenguaje corporal. Un simple ademán invita o rechaza. Una actitud de escucha, acoge. Una pausa o un silencio, respetan. Un apretón de manos acerca y reconoce. Una sonrisa acaricia y evoca sensaciones.

Pero incluso hacia al interior, esos mensajes determinan la calidad de nuestra vida. Cada célula que se expresa de forma adecuada, es casi garantía de que las funciones de órganos y sistemas serán llevadas a cabo a plenitud. Si distingue jerarquías renunciará al rol individual y al reconocimiento, para dar paso al bien mayor y sin importar el espacio que ocupe, tendrá siempre en cuenta que de ella también depende el orden supremo y por tanto la armonía corporal.  Con todo esto que ocurre a nivel micro ya se esbozan los propósitos, los valores e ideales e incluso los sistemas de creencias y la imagen de futuro que será proyectada desde nuestros genes trascendiendo nuestro ser.

¡Qué bonito resulta comprender que la comunicación confirma entonces aquello de la interdependencia! ¡Qué maravilloso es caer en cuenta de que verdaderamente “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”! ¡Qué privilegio es poder escribir estas palabras para vincularme contigo y sentirnos co-creadores del Universo que habitamos!

Alejandro Posada Beuth

TU MÚSICA INTERIOR

TU MÚSICA INTERIOR

Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexplicable es la música” (Aldous Huxley)

El corazón es el primer órgano en formarse durante el embarazo y tiene funciones de nutrición y suministro de oxígeno para el embrión. El primer latido se produce entre los 16 y 20 días de la concepción, constituyéndose así en una especie de instrumento de percusión con su ritmo y sonidos particulares. Casi de manera simultánea se comienza a desarrollar el oído humano, insinuando que el órgano genera la función: la necesidad de ser escuchado. Quizás por eso en las etapas avanzadas, al disminuir la capacidad auditiva, el corazón comienza también a alterarse como presagio de que la vida se extingue.

Es comprensible entonces, decir que la vida es música y no es al azar que sea casi la única actividad que enciende prácticamente todas las áreas del cerebro de manera simultánea y hace que los dos hemisferios cerebrales dialoguen de manera coherente. Seguramente no sería excesivo decir que si lo lógico y racional establecieran más vínculos con lo intuitivo y creativo, probablemente nuestra sociedad sería menos conflictiva y entonces la música rescataría en una de sus cualidades básicas, la armonía, la posibilidad de reencontrarnos con un desarrollo más “acorde” (léase como combinación de varias notas agradables al oído) con nuestra esencia, originando así mayor cohesión social, altruismo y lazos de unión. Cada ritual, cada canto, cada baile salen al encuentro de la melodía y el ritmo, los otros dos componentes sustanciales de la música. De ese MAR (melodía, armonía y ritmo) nos alimentamos y por ello las neuronas en espejo, en relación con la empatía, también se activan cuando estos componentes hacen parte de nuestra cotidianidad.

Recuperar el “modo música” nos permite encontrarnos con las mejores y más altas vibraciones, cuyas frecuencias resuenan en sintonía con cada uno de los reinos en nosotros. El reino mineral se regocija y permite que las moléculas de silícea presentes en casi todas nuestras células restablezcan patrones ordenados, gratos y cautivantes en nuestros órganos y sistemas. El reino vegetal, con su devoción a la luz, se ve proyectado en esa savia que es nuestra sangre que oxigena e ilumina nuestros pensamientos. Y el reino animal es seducido por el movimiento al que invitan las notas que vamos emitiendo y que comienzan a esbozar la sinfonía de la vida.

Permite entonces que las musas, hijas de Zeus y Mnemósine y compañeras de Apolo (dios de la música en la mitología griega), susurren a tu oído e inspiren tus más elocuentes y nobles ideales para que la vida retorne al “son-ido” primordial…

Alejandro Posada Beuth

Dejando huella

Dejando huella

“Pisa fuerte y deja huella por si alguna vez te pierdes” (Anónimo)

Quien ama lo que hace se atreve a arriesgarse y desafía lo que otros puedan pensar. En lugar de buscar aprobación valora su propia capacidad de volar y crear. No se detiene a contemplar sus logros porque sabe que son efímeros y porque son apenas el comienzo de muchas otras metas. Renuncia al reconocimiento porque su convicción interior es más fuerte que la opinión ajena.

Para dejar huella es necesario desafiar los temores y el exceso de análisis. Basta con escuchar al corazón para comprender que la música ya estaba inscrita y que solo requería del silencio para ser escuchada. De esta forma se allana el sendero y los límites desaparecen porque de la capacidad de visualizar e imaginar se desprende lo original y se manifiesta lo verdaderamente significativo, más allá de la minucia. Es entonces cuando la consistencia y la congruencia trascienden al perfeccionismo y superan las quimeras para que lo potencial se ancle y se manifieste.

Comprometerse es fluir en presente para que tus acciones despierten ilusiones y se despliegue la pantalla de tus sueños para poner en escena tus mejores intenciones. Es entonces cuando la esencia de tu aroma queda rondando en el aire y lo mejor de ti impregna el destino de muchos otros, dejando ecos en la eternidad, pero declinando al ego porque la satisfacción personal será tu mejor recompensa.

Con humildad deja tu aporte y transmite con tanta fuerza y compromiso que tu sinceridad quede impresa en cada gesto como marca imborrable de tu capacidad de entrega y de servicio. Nunca dejes de aprender y otórgale significado y sentido a cada momento de plenitud para hacerlo único y, por lo mismo, permite que la espontaneidad ocupe un lugar de privilegio en lo cotidiano. Muere a lo que no te deja vivir y renuncia a lo no sustancial para que construyas dejando impacto y reconociendo lo que otros han hecho por despejar tu camino.

Que tu legado esté impregnado de tu pasión y tu capacidad de servir. Que siempre estés optimizando tus habilidades y dando rienda suelta a la existencia, consciente de que eres co-creador y que vale la pena rescatar el coraje que te permita mantener el impulso interminable hasta que sientas que la labor ha sido realizada. Que la genuina alegría te despierte cada mañana porque tus sueños lograron la placidez y la calma como consecuencia de una conciencia en paz…

Alejandro Posada Beuth

La satisfacción del trabajo o el trabajo a satisfacción

La satisfacción del trabajo o el trabajo a satisfacción

“Elige el trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”

(Confucio)

Invertimos aproximadamente la tercera parte de nuestra vida adulta en el trabajo, aquello que con suerte realizamos a lo mejor buscando un poco el sentido y la forma de ganarnos la vida y que algunos relacionan como la consecuencia directa del castigo por haber “perdido el paraíso”.

Pero esto último debe constituirse en el desafío, en el reto que nos permita asomarnos al mundo y observar sus necesidades para que hagamos de nuestras labores una verdadera y genuina consagración, repleta de bendiciones, que nos permita desarrollar habilidades e iniciativas dignas dirigidas a rescatar la alquimia del esfuerzo y su traducción en logros y servicios que honren lo que somos y hacemos.

El respeto, la actitud y el gusto que imprimimos en nuestras actividades en pro del emprendimiento, seguramente han de inspirar a otros para renovar y animar los sueños, posibilidades y promesas y, de esta manera, escuchar el llamado interno que nos recuerda que las vivencias y acciones son realizadas en nombre de una vocación, para un cambio cualitativo que nos permita contemplar nuevas perspectivas y optimizar conductas como agentes de reconexión.

Ahínco, vigor y empeño son necesarios para ser pioneros en el objetivo de alcanzar metas o realizar proyectos. De la determinación y la pasión que dicte el corazón depende en gran parte no solo el poder llegar a ello, sino que se revele la magia de la trasmutación para que el oficio consumado se convierta realmente en el mejor pretexto en el intento de que esa única raza que se llama humanidad, ascienda por el camino de la evolución hacia el desarrollo de la Conciencia.

Más que a satisfacer necesidades básicas, el trabajo debe orientarse entonces a que la compensación obtenida, producto de ese sacrificio, sea un instrumento de buena voluntad, un medio para llevar a cabo el Plan Mayor, una gratificación de los deseos sublimes que eviten la esclavitud ante la expectativa del día por nacer y pensar más bien en el “haber espiritual” a modo de máxima expresión del humanismo y filantropía como reconocimiento de la reserva económica del mundo.

Alejandro Posada Beuth