UNA ELECCIÓN

UNA ELECCIÓN

“Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección” William James

Actuar de manera libre, racional, espontánea y consciente se constituye en un verdadero acto de responsabilidad que puede marcar de manera decisiva nuestra evolución y, por supuesto, nuestro destino. El mensaje en una elección debe ser claro y contundente e idealmente dictado por la intuición que resulta de conectar mente y corazón, pensamiento y sentimiento. Ello, implícitamente, debe contar con una argumentación profunda que vaya mucho más allá de las emociones primarias.

De una elección adecuada y de la voluntad puesta en ella probablemente dependa el escenario que hemos visualizado como ideal aunque no siempre genere simpatía. Más que una confrontación, deben emerger razones de peso que justifiquen nuestro accionar y por eso la indiferencia y la apatía no tienen cabida. Resulta por lo menos pusilánime no tomar posición frente a situaciones que trascienden los intereses propios y por eso el bien mayor debería ser prioridad al momento de tomar la mejor opción.

La persuasión permite dejar clara una postura con el propósito de generar acciones determinadas, pero debe contar con una buena dosis de honestidad y transparencia que son fácilmente evidenciables cuando, al mirar a los ojos del otro, se advierte una sensación de certeza y confianza. Esa lectura a través del espejo del alma suele traducirse en la mejor elección y en una demostración de contacto real. De allí se desprende la credibilidad que valida una vez más la bondad, la cercanía, el respeto y la lealtad. El discurso no es suficiente. Para transmitir seguridad es necesario que la palabra provenga de un corazón que coleccione lo indispensable y que pueda contraerse con tal fuerza que resuene en los corazones ajenos para hacer eco de lo más incluyente y sincero y no de la prepotencia y el orgullo.

Que esa elección revele el sentido, que la semilla exprese su contenido, que renazca la vida misma, que podamos morir a la confusión del pasado para que vivamos en paz y a salvo. Que la conciencia vuelva a nosotros, que el fruto sea cosechado, que las lecciones sean comprendidas, que la única condición sea el servicio, que la luz diluya las confusiones y que comprendamos que la libertad no se negocia. Que el resentimiento y la culpa sean desplazados por la comprensión amorosa. Que cada instante se viva en colores y que podamos elevar los ojos al alma para que el Ser Supremo esté presente en nuestra elección.

Alejandro Posada Beuth

RESPETO

RESPETO

“El respeto hacia uno mismo es la piedra angular de toda virtud” John Herschel

Exaltar la dignidad del prójimo ya es un signo de reconocimiento, un valor que supone atender y apreciar al otro en su justa dimensión considerando sus puntos de vista y sus opiniones, lo cual habrá de incidir en la sana convivencia y permitirá moderar las actitudes desarrollando cierto grado de empatía.

El respeto implica expresarse de manera espontánea, asertiva y de forma natural. Con coraje pero dispuestos siempre a escuchar. Atesorando las palabras como recurso importante. Renunciando a la intransigencia pero manifestando los límites que parten de un pensamiento consciente y de un buen manejo de las emociones.

Relacionarnos desde el respeto es activar la voluntad para encontrarnos sin angustias, manteniendo la fuerza y eligiendo desde la autopercepción. Conservando los motivos pero de manera racional. Siempre aceptando otras miradas y poniendo empeño en descubrir las mejores versiones. Protegiendo lo fundamental y embelleciendo los escenarios para que cada quien sienta que aporta desde su ser genuino, educando la razón, gestionando las emociones y centrados en lo significativo. Agregando un poco de solemnidad a cada acto para solidificar lo trascendental. Describiendo las circunstancias con claridad pero sin estigmatizar. Concretando desde visiones amplias, sustentadas en argumentos y no en necedades del ego.

El respeto es incluir a los otros en nuestras decisiones. Decir lo justo sin buscar herir. Afrontar situaciones desde la transparencia en los mensajes, sin prejuicios y con la intención de seguir siendo aprendices para salir airosos aprovechando los puntos en común. Es cuidar el discurso para que las disertaciones surjan desde lo profundo y significativo y no desde la necesidad de vencer a nadie. Es sustentar la equidad y acrecentar la confianza sin anquilosarnos ante razones ajenas. Es renunciar a la ofensa pero conservando la fidelidad con nosotros mismos. Asimilar con el compromiso de hacer mejoras y reflexionar desde la honestidad para luego tocar más fibras en procura de lo más ecuánime, recto, justo e imparcial.

Que podamos aportar desde el respeto para estructurar mensajes certeros. Que el diálogo sea fluido. Que pisemos firme y mantengamos la credibilidad y el corazón puestos en la marca personal para reconfirmar que lo hecho ha valido la pena si afianza los vínculos y acrecienta las historias inspiradoras…

Alejandro Posada Beuth

GOZO

GOZO

“El dolor cuenta las horas; el placer las olvida” Anónimo

 

Tal vez la expresión máxima de la alegría sea el gozo, que se convierte en un estado superlativo de esa sensación interna de plenitud y armonía. El bienestar está en esa fortaleza derivada de un movimiento de transmutación profunda que lleva a revelar las más grandes virtudes del Ser. Es un estado de gratitud permanente que se experimenta con cada acción. Más allá de nuestra química y de las leyes naturales, nos vinculamos entonces, con las emociones y con el mundo de las ideas para ser generadores de júbilo e impulsores de ilusiones y aspiraciones por cumplir.

Los anhelos, las fantasías y los grandes proyectos, si van acompañados del gozo, son garantía de un equilibrio mayor. Es cuando desaparece la fricción porque la resistencia es apenas una muestra de falta de coraje para atrevernos a enfrentar aquello que desconocemos. También quedan atrás la crueldad, el orgullo y la prepotencia, para que salgan a flote la ciencia y la inteligencia vestidas de amor. Así surgen el maestro, el sanador, el músico o el poeta que se funden en una realidad amable y diferente para mantener viva la llama de los nuevos intentos.

Vivenciar el mundo desde el gozo es percibir la claridad, aquietar el oleaje, retornar a la confianza y la aprobación. Es adoptar la libertad para remontar el vuelo, caminar sin cansancio porque hay fe en cada paso. Es aceptar el presente como único tiempo para no empeñarnos en las profecías. Es diseñar la propia realidad renunciando a simples códigos. Es encontrar en el vacío una fuente inagotable porque allí habitan todas las potencialidades y se decodifican las señales. Es darle energía a los sueños para sortear obstáculos y perseverar sin descanso en la erradicación de la duda. Es dejar de huir de nosotros mismos y sacrificar el placer temporal o el conformismo, para comprender el precio real de las metas mayores. Es jugar como niños para diluir y resolver sin anclarnos a lo superfluo. Es elevar las anclas para dejar las cargas emocionales.

El gozo es consecuencia de la compasión, presencia del Espíritu, complacencia y, por qué no decirlo, algo de misticismo. Es el espejo en que nos reflejamos desde la reverencia y el aprecio. Es afluencia del alma como ordenadora esencial. Es magnetismo puro, repleto de intenciones. Es el poder que trabaja desde el centro y por ende renuncia a la ofensa. Es voluntad para buscar el camino de retorno.

Conectarnos con el gozo es ir en la corriente de la vida y volver a encontrarnos con lo sutil e intangible para entrelazar con lo interminable…

 

Alejandro Posada Beuth

 

 

SINTONÍA

SINTONÍA

“Todos los actores se visten de sintonía con su escenario” Sarah Waters

 

Resonar en la misma frecuencia es adaptarse y armonizarse para coincidir. Más que vibrar en pensamientos o ideas, es permitir que los sentimientos sean uno en la estación del entendimiento, la comprensión y la aceptación mutua. Es ir en la misma dirección y concordar en acciones e intereses comunes que permitan remar hacia la misma ruta, con argumentos y visiones compartidas.

Opiniones similares facilitan el entendimiento, pero la capacidad de discernir debe permanecer intacta. Sentirnos protegidos es algo que suele suceder cuando encontramos propósitos similares y usamos herramientas comunes. Esto nos hace pensar que podemos comunicarnos de corazón a corazón y que, por tanto, son válidas algunas expresiones de contención para no desbordarnos al momento de actuar.

La sintonía es hermana de la empatía y es por eso que es más fácil salir de los malos momentos cuando nos brindan apoyo y lo sentimos como nuestro complemento. Aprendemos más fácilmente cuando alguien que conoce el oficio nos entrega generosamente su conocimiento. Despejamos el sendero de manera rápida cuando vamos en compañía de quien interpretó antes el mapa de navegación. Disfrutamos del viaje cuando quien va a nuestro lado sonríe y se sorprende evocando ternura. Encontramos mayores y más fuertes motivos cuando en el horizonte nos espera el ser amado que nos impulsa a continuar.

Estar en sintonía es, también, hacer una lectura conjunta para abrir así la puerta a otros mundos y refinar habilidades. Es comprender que las preguntas pueden ser más importantes que las respuestas porque además se convertirán en excusas para seguir explorando. Es escuchar la voz del alma que renuncia al perfeccionismo y edifica a partir del compromiso. Es audacia porque potencia desde estrategias nuevas cuando el motor es el amor. Es darle valor a actitudes conscientes que conectan con lo verdadero y nos implican en el arte de elegir.  Es reconocernos integrantes de ese “algo mayor” para expresar con orgullo que vamos cumpliendo con nuestra parte.

Estar en sintonía es dar el primer paso para entregar una lágrima como señal de que algo nos ha conmovido pero, además, reconocer en ese acto nuestras fragilidades y flaquezas para seguir templando el carácter, vencer la pasividad y ser protagonistas solidarios de nuestra existencia…

 

Alejandro Posada Beuth

INTENCIÓN

INTENCIÓN

“Al eliminar la duda y confiar en la intuición, fluye la intención” Wayne Dyer

Los cambios más complejos se realizan fácilmente si la determinación, la disciplina y la
tenacidad con que nos proyectamos no dejan espacio a la duda. La iniciativa desde una
clara intención, permite comprender que “el todo” de las dificultades y contratiempos se
reduce a unas pocas cosas. Al reconocer nuestras limitaciones no estamos renunciando a
los sueños, sino más bien permitiendo que otros nos ayuden a cumplirlos para que, al
sumar habilidades, las realidades se dibujen en favor de todos.
Por eso, una buena intención debe suscitar emociones, conectarse con algo profundo que
conmueva e inquiete para poder materializar nuevas realidades. Debe llevar el factor
sorpresa para conservar la motivación y el interés. Así mismo, propiciar el encuentro con
nuevas formas del conocimiento y el saber para dar origen a interrogantes que impulsen
la imaginación y la innovación dejando atrás las viejas miradas. Esto es edificar más y más
historias repletas de ilusiones y fantasías para que la vida siempre cambie sus tonos y
recupere el colorido.
La intención es inherente a la conciencia. Nos libera de hábitos que encadenan y nos
permite renunciar al temor. Nos lleva a redescubrir fortalezas y a evitar los “no puedo”.
Nos aleja de censuras, detracciones y resentimientos. No es aliada de la culpa y mucho
menos de las debilidades. Cuida del presente y tiene, en el gozo, su máxima expresión.
Identifica en cada día una oportunidad para empezar de nuevo. Contempla con deleite
cada experiencia y pone a flote el arte de elegir.
Una intención correcta y bien dirigida puede ser clave para mantener la actitud del
aspirante que quiere aprender a aprender, que lee cada suceso con los ojos de la apertura
y que refina sus habilidades cuando observa lo cotidiano y lo insólito. Esa postura nos lleva
a poner en práctica aquello de asumirnos a nosotros mismos y a utilizar el perdón como
antídoto de la culpa. Se sirve de la mente superior para no dar lugar a gestos ociosos.
Rescata la autenticidad y habla solo cuando la inspiración dicta desde el corazón.
Que en adelante podamos darnos el lujo de respirar y ser reverentes, que podamos volar
libres, que honremos la palabra para que así cada intención logre verse reflejada en actos
de fortaleza y deseo de servir. Que la tolerancia no sea confundida con permisividad y que
el aprecio por el otro sea un voto de confianza desde el alma para darnos cuenta de que
es posible recorrer el camino en compañía…

Alejandro Posada Beuth

El camino de regreso

El camino de regreso

Reencontrar el rumbo, el mapa de navegación, ajustar la brújula en dirección de nuestros sueños. Controlar las emociones para actuar a conciencia y evitar la ausencia. Comprometernos con las causas nobles desde la voluntad. Aprender las lecciones… Esto es regresar a casa! Pensamiento semilla: «Casa»

https://youtu.be/ip20DNoj8EY
La magia de la vida

La magia de la vida

“La magia de la vida está en dejar atrás el mundo de las apariencias. En contactar con la fuerza del amor que es capaz de cambiar sombra por asombro. Es volver a imprimirle fantasia a la razón, para que el Mago interior se deleite creando los más bellos escenarios que nos permitan involucrarnos desde las emociones y los sentimientos y, así, encontrarnos con la alegría como común denominador, expresada en la sonrisa con el otro”

https://youtu.be/Jd6v0Wh3Ukk
Volver a empezar

Volver a empezar

VOLVER A EMPEZAR

“Tus circunstancias actuales no determinan a donde puedes llegar; solo dónde empiezas”

(Nido Qubein)

Siempre es un buen momento para comenzar. Siempre hay un instante adecuado para exprimir las experiencias, para generar nuevas emociones, para repotenciar destrezas y talentos, para avanzar con propósitos firmes y claros que contribuyan a hacernos partícipes y cocreadores de lo que hemos de vivir. Siempre habrá circunstancias que nos insinúen que, más allá de la retórica, es hora de actuar.

Invertir tiempo y energía en estos avatares para regresar a casa, para volver a centrarnos, para hacer que la razón sea alimentada desde el corazón, es enfrentar nuestras propias ausencias, retomar responsabilidades, ser conscientes de que es verdad que desde el compromiso se puede aportar para volver a empezar.  Es renunciar a rendirse o a retroceder, es honrar a quienes nos antecedieron y con orgullo y templanza avivar el fuego de sus enseñanzas para proyectarnos con tesón y perseverancia, con voluntad y firmeza suficientes como para voltear la página y, esperar la siguiente, desde el optimismo y el desafío.

Reinventarnos es renunciar a la culpa o a buscarla en otros. Es sentir el viento a favor, es permanecer en el aprendizaje y mostrar gestos de cambio. Es “formatearnos” para disponer de nosotros mismos con la determinación, el deseo y la disciplina que nos permitan, con alegría, sentir que el mundo es nuestro y que es hora de liberar ataduras y dejar atrás la tiranía de los pensamientos limitantes.

Volver a empezar es reconocer lo esencial sin condicionamientos del pasado. Es entregarnos con convicción total para que las dudas no tengan lugar. Es rodearnos de nuevas formas que nos permitan ir en la dirección de los sueños. Es retirarnos en silencio y sin arrepentimientos de aquello que haya podido perturbar el camino, porque ahora hace parte de las lecciones aprendidas. Es afianzarnos en lo que nos ha permitido recuperar la identidad y reconocerla en los otros. Es levantar firmes la mirada porque siempre el nuevo amanecer nos espera con la certeza de que, el aporte de hoy, será aún más valioso que el de ayer.

Que sea el momento de encender la chispa para alumbrar el sendero de todos los que nos acompañan y que el candil de las decisiones esté ligado a la audacia, el arrojo y la osadía necesarias para que nuestro aporte sea genuino y oportuno.

Alejandro Posada Beuth

Felicidad

Felicidad

“La felicidad no es algo confeccionado. Viene de tus propias acciones” Dalai Lama

Felicidad es germinar desde aquello que nos fue dado como semilla, es fertilidad (del vocablo felicitas) que nos recuerda que para obtenerla hay que disponer de un terreno propicio desde el que podamos atrevernos con intensidad a desafiar nuestros talentos con capacidad y compromiso y generar una profunda sensación de satisfacción y complacencia que nos impulse en la búsqueda de nuevos desafíos.

Es necesario construirla desde las cosas pequeñas y por tanto depende del empeño que sea depositado para atraerla. Solo el verdadero viaje interior nos permite explorar más allá de las habilidades para hacernos conscientes del ingenio y los talentos que nos conduzcan a comprender que nadie decide por nosotros en este propósito, porque esa sería apenas una definición de esclavitud. No depende de qué tengamos, porque esto sería solo un índice de miseria. Tampoco de efímeras ilusiones que solo representarían momentos placenteros pero fugaces. La felicidad se deriva de aumentar el valor, de apreciar, de exaltar aquello que ya está en nosotros y no de condicionarla por su obtención. Va más allá del bienestar y las comodidades, de la holgura y las riquezas.

Probablemente sea el fin más preciado como humanidad y por ello suelen ser más felices quienes más experimentan el estado de gratitud o quienes mejor cultivan sus relaciones desde la responsable autonomía. O tal vez aquellos que fluyen con sus emociones sin reprimirlas, pero sí modulándolas. O los que renuncian a las falsas expectativas para vivir enérgicamente cada momento y colmar la vida de experiencias nuevas, pero de calidad y sin el ruido externo de los anhelos.

La felicidad es un aprendizaje desde la acción y no desde la resistencia. Es conmovernos por el otro y con el otro. Es alimentar un sueño cada día. Es llenarnos de motivos y no de excusas. Es ser conscientes del instante de cada instante. Esforzarnos, más que compararnos. Es dar, más que demandar. Es cambiar nosotros, más que a nuestras circunstancias. Es doblegar la ansiedad desde la bienaventuranza. Es regocijarse en la quietud y el silencio para recuperar el canto que emana en la mirada brillante o en la actitud de asombro. Es pasar del falso placer y la euforia, a la plenitud y el apogeo que solo surgen en aquel que menos necesita. Es sentirse liviano después de haber aprendido la lección del desapego.

En síntesis, la felicidad es el estado natural de SER.

Alejandro Posada Beuth