INTENCIÓN

INTENCIÓN

“Al eliminar la duda y confiar en la intuición, fluye la intención” Wayne Dyer

Los cambios más complejos se realizan fácilmente si la determinación, la disciplina y la
tenacidad con que nos proyectamos no dejan espacio a la duda. La iniciativa desde una
clara intención, permite comprender que “el todo” de las dificultades y contratiempos se
reduce a unas pocas cosas. Al reconocer nuestras limitaciones no estamos renunciando a
los sueños, sino más bien permitiendo que otros nos ayuden a cumplirlos para que, al
sumar habilidades, las realidades se dibujen en favor de todos.
Por eso, una buena intención debe suscitar emociones, conectarse con algo profundo que
conmueva e inquiete para poder materializar nuevas realidades. Debe llevar el factor
sorpresa para conservar la motivación y el interés. Así mismo, propiciar el encuentro con
nuevas formas del conocimiento y el saber para dar origen a interrogantes que impulsen
la imaginación y la innovación dejando atrás las viejas miradas. Esto es edificar más y más
historias repletas de ilusiones y fantasías para que la vida siempre cambie sus tonos y
recupere el colorido.
La intención es inherente a la conciencia. Nos libera de hábitos que encadenan y nos
permite renunciar al temor. Nos lleva a redescubrir fortalezas y a evitar los “no puedo”.
Nos aleja de censuras, detracciones y resentimientos. No es aliada de la culpa y mucho
menos de las debilidades. Cuida del presente y tiene, en el gozo, su máxima expresión.
Identifica en cada día una oportunidad para empezar de nuevo. Contempla con deleite
cada experiencia y pone a flote el arte de elegir.
Una intención correcta y bien dirigida puede ser clave para mantener la actitud del
aspirante que quiere aprender a aprender, que lee cada suceso con los ojos de la apertura
y que refina sus habilidades cuando observa lo cotidiano y lo insólito. Esa postura nos lleva
a poner en práctica aquello de asumirnos a nosotros mismos y a utilizar el perdón como
antídoto de la culpa. Se sirve de la mente superior para no dar lugar a gestos ociosos.
Rescata la autenticidad y habla solo cuando la inspiración dicta desde el corazón.
Que en adelante podamos darnos el lujo de respirar y ser reverentes, que podamos volar
libres, que honremos la palabra para que así cada intención logre verse reflejada en actos
de fortaleza y deseo de servir. Que la tolerancia no sea confundida con permisividad y que
el aprecio por el otro sea un voto de confianza desde el alma para darnos cuenta de que
es posible recorrer el camino en compañía…

Alejandro Posada Beuth

Volver a casa

Volver a casa

“El idioma del corazón es universal: solo se necesita sensibilidad para entenderlo y hablarlo” Charles Pinot Duclós

Volver a casa es volver al centro, al equilibrio, a la alegría y la confianza. Es retornar al sitio donde nos sentimos acogidos y seguros, pero a su vez, desde donde entregamos lo mejor de la humanidad inscrita en nosotros. Allí acunamos los más bellos y nobles sentimientos derivados del auténtico y verdadero amor. Es emprender el camino de regreso al centro de la gran alquimia, donde el mago se deleita transmutando emociones en sensaciones de alta coherencia.

Ese regreso a casa, al corazón, libera el exceso de equipaje y facilita la introspección, el viaje interior, el diálogo aplazado tantas veces con nosotros mismos. Filtra las provocaciones y da paso a los argumentos que revelan certeza. Desenmascara la apariencia y trasluce la esencia. Acepta y aprende de los altibajos porque solo revelan al aspirante que hay en nosotros. Valora el territorio conquistado porque, previo a ello, reconoció las coordenadas verdaderamente sustanciales.

En ese camino, la prisa y la competencia dejan de ser requisitos. Más bien surgen la pausa y el servicio como centinelas de lo fundamental. Compartir se convierte en un verdadero placer porque aprendemos a amarnos para dar de lo que somos, recuperando el coraje y el arrojo para desconocer la cobardía.

Cada nota que surge del eco del corazón es reflejo de la armonía que brota de quien dialoga en paz con su conciencia. Volver a casa es danzar entre los opuestos. Es expandirnos y contraernos con cada latido para para experimentar el vaivén de las emociones. Es excitarnos en respuesta a cada estímulo para recordar que la vida se vive en la eternidad del instante. Es comprender que es momento para compensar la generosidad de la existencia y volver a comulgar con el manantial diáfano y transparente de donde todo fue creado. Es emanciparnos para vencer restricciones o paradigmas y no ser cómplices de la complacencia.  Es encontrar en el corazón el tiempo sin tiempo para disfrutar a plenitud de lo más elemental que suele ser lo grandioso.

En este retorno la inspiración evoca, invoca y provoca. Los afectos se convierten en el mejor de los referentes para que vivir se conjugue siempre en primera persona. De esta manera, el reto más grande está en asumir el riesgo de abrir el corazón. Vale la pena hacerlo, pero en el aquí y ahora…

Alejandro Posada Beuth

El camino de regreso

El camino de regreso

Reencontrar el rumbo, el mapa de navegación, ajustar la brújula en dirección de nuestros sueños. Controlar las emociones para actuar a conciencia y evitar la ausencia. Comprometernos con las causas nobles desde la voluntad. Aprender las lecciones… Esto es regresar a casa! Pensamiento semilla: «Casa»

https://youtu.be/ip20DNoj8EY
La culpa

La culpa

“El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra” Jesús de Nazaret

Desde que nacemos empezamos a habitar un espacio familiar en el que, de acuerdo con nuestra cultura, vamos avanzando en el desarrollo de lo que posteriormente reconoceremos como nuestra escala de valores, que incluyen una serie de normas o reglas éticas y morales, que harán que nos acoplemos a un estilo de vida dentro de un núcleo social en el que gozaremos de aprecio y aprobación de acuerdo con el grado de respeto por lo reconocido como preceptos o pautas.

Pero, así mismo, cuando nos salimos de los delineamientos trazados, nos topamos con una sensación desagradable de inadecuación y conflicto internos, porque la inspección social es poderosa, rigurosa y vigilante de nuestras conductas. Esto puede surgir como consecuencia de acciones u omisiones que nos apartaron, aunque fuera transitoriamente, de lo aceptado como “normal” y deseable en lo concerniente al comportamiento. Brotan entonces emociones como la culpa, la vergüenza, la tristeza, el aislamiento, la frustración o la impotencia, que nos paralizan en el remordimiento y el auto juicio a nuestros pensamientos o actuaciones hasta llevarnos casi a reclamar un “castigo justo”, lo cual también suele suscitar un deterioro en todos los planos de nuestra salud, porque nos convertimos en rumiantes de la censura y el miedo.

Trascender la culpa implica regresar al paraíso, sentirnos unidos con la fuente y con el Espíritu que aíslan al sufrimiento. Supone también recuperar la mirada optimista para identificar el error y ascenderlo a la categoría de aprendizaje. Reconstruir relaciones y tomar decisiones que nos catapulten a nuevas experiencias, repletas de dinamismo y entusiasmo. Aliarnos con el tiempo para vivir en su manifestación más fructífera y productiva: ¡el presente! Solicitar perdón y desistir del perfeccionismo. Generar nuestras propias expectativas y no simplemente satisfacer las ajenas. Pasar de la sanción y el señalamiento a la recompensa ante el empeño que supera nuestras faltas. Dejar atrás las creencias irracionales y las profecías negativas autocumplidas para sensibilizarnos ante lo más simple de lo humano. Ir más allá de la exigencia y lo inflexible, para admitir la ternura y el afecto que revitalizan y estimulan.

Basta ya de culpabilidades mórbidas y enfermizas. De involuciones y corazas. Basta también de congraciarnos con la manipulación. Es, más bien, momento de reconciliarnos con la fragancia de ese Edén que se quedó en el camino, para identificarnos de nuevo en la búsqueda de un buen carácter y la conquista de la Conciencia Superior.

Alejandro Posada Beuth

La magia de la vida

La magia de la vida

“La magia de la vida está en dejar atrás el mundo de las apariencias. En contactar con la fuerza del amor que es capaz de cambiar sombra por asombro. Es volver a imprimirle fantasia a la razón, para que el Mago interior se deleite creando los más bellos escenarios que nos permitan involucrarnos desde las emociones y los sentimientos y, así, encontrarnos con la alegría como común denominador, expresada en la sonrisa con el otro”

https://youtu.be/Jd6v0Wh3Ukk
Volver a empezar

Volver a empezar

VOLVER A EMPEZAR

“Tus circunstancias actuales no determinan a donde puedes llegar; solo dónde empiezas”

(Nido Qubein)

Siempre es un buen momento para comenzar. Siempre hay un instante adecuado para exprimir las experiencias, para generar nuevas emociones, para repotenciar destrezas y talentos, para avanzar con propósitos firmes y claros que contribuyan a hacernos partícipes y cocreadores de lo que hemos de vivir. Siempre habrá circunstancias que nos insinúen que, más allá de la retórica, es hora de actuar.

Invertir tiempo y energía en estos avatares para regresar a casa, para volver a centrarnos, para hacer que la razón sea alimentada desde el corazón, es enfrentar nuestras propias ausencias, retomar responsabilidades, ser conscientes de que es verdad que desde el compromiso se puede aportar para volver a empezar.  Es renunciar a rendirse o a retroceder, es honrar a quienes nos antecedieron y con orgullo y templanza avivar el fuego de sus enseñanzas para proyectarnos con tesón y perseverancia, con voluntad y firmeza suficientes como para voltear la página y, esperar la siguiente, desde el optimismo y el desafío.

Reinventarnos es renunciar a la culpa o a buscarla en otros. Es sentir el viento a favor, es permanecer en el aprendizaje y mostrar gestos de cambio. Es “formatearnos” para disponer de nosotros mismos con la determinación, el deseo y la disciplina que nos permitan, con alegría, sentir que el mundo es nuestro y que es hora de liberar ataduras y dejar atrás la tiranía de los pensamientos limitantes.

Volver a empezar es reconocer lo esencial sin condicionamientos del pasado. Es entregarnos con convicción total para que las dudas no tengan lugar. Es rodearnos de nuevas formas que nos permitan ir en la dirección de los sueños. Es retirarnos en silencio y sin arrepentimientos de aquello que haya podido perturbar el camino, porque ahora hace parte de las lecciones aprendidas. Es afianzarnos en lo que nos ha permitido recuperar la identidad y reconocerla en los otros. Es levantar firmes la mirada porque siempre el nuevo amanecer nos espera con la certeza de que, el aporte de hoy, será aún más valioso que el de ayer.

Que sea el momento de encender la chispa para alumbrar el sendero de todos los que nos acompañan y que el candil de las decisiones esté ligado a la audacia, el arrojo y la osadía necesarias para que nuestro aporte sea genuino y oportuno.

Alejandro Posada Beuth

Bienaventurados

Bienaventurados

“Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida por el pan de cada día”

Facundo Cabral

El camino hacia la felicidad puede tornarse largo y extenuante por momentos. Implica abnegación y sacrificio y quizá por ello, al contemplar la cima, todo parece compensarse porque el esfuerzo ha valido la pena. Esto no es otra cosa que el recorrido milagroso hacia la bienaventuranza, el gozo y la dicha que, para ser alcanzados, requieren de la alquimia que transforma el rencor y el resentimiento en indulgencia y gracia. Transmuta el llanto en el riego sagrado para que la semilla encuentre el potencial del fruto en sí misma. Convierte la miseria y la desventura en desafío y fortuna. La ira y la sed de venganza, en serenidad y paz interior.

El sendero de la plenitud exhorta a la espiritualidad y la compasión, para quitarle límites al horizonte y trascender lo material, lo denso, hasta llegar a lo más sutil que involucra un buen carácter. Este, a su vez, mantiene la fe intacta para sobrellevar el sufrimiento o las penas. Nada que sea impuesto podrá doblegar la fuerza de la sencillez o la grandeza del amor.

Bienaventurado sea el que comprenda que el conocimiento no le pertenece y decida compartirlo de manera generosa, porque entonces la ignorancia y la incompetencia se traducirán en habilidad e ingenio. O aquel que entienda que su compañía puede ser el mayor tesoro para quien padece en soledad. O el que sabe pronunciar sólo la palabra precisa sin estrépitos y calla ante la elocuencia.

Bienaventurado el que alberga pureza en sus intenciones, porque sus actos serán inventarios de humanidad. O aquel que siembra pensamientos armónicos para ser cristalizados en obras prósperas. O el que oculta la crítica necia porque será digno de confianza. O quien ponga a disposición el faro donde acuna sus experiencias más bellas para que el camino de otros sea transitado con certeza. O el que halla en su haber espiritual, los mejores dividendos, fruto de la entrega y la consagración. O quien no sienta vergüenza de nombrar a Dios en los manifiestos de la vida.

Que la verdad encuentre como máxima expresión la humildad, para que las bienaventuranzas no sean nubladas por la soberbia y que el reto de continuar juntos en la empresa de la existencia se mantenga y se nutra cada día en señal de que, en nosotros, habita ya lo que ha de venir…

Alejandro Posada Beuth

El mago interior

El mago interior

“La magia solo dura mientras persiste el deseo” Jorge Bucay

Hacer que lo imposible sea factible. Que la percepción de la realidad cambie según el prisma desde la que es observada. Que la certera ilusión se convierta en verdad. Que la máscara no pueda ocultar la realidad. Que lo mejor del otro salga a flote. Todas estas son virtudes que el mago interior pone en evidencia cuando la alquimia del amor hace que se encienda el fuego de un corazón que transmuta.

En el acto de magia emergen el aprecio y la gratitud. La sombra desaparece porque el asombro no tiene fin. La razón y la lógica levitan en un estado que no pareciera modificarse porque se suspenden en la admiración vestida de fantasía. Se asoma el tren de aterrizaje de los sueños para anclar con fuerza los anhelos que darán paso a los logros.

Ese mago interior hace que lo habitual se transforme en extraordinario. Es un depositario de felicidad extrema. Impresiona y deja huella porque hay ímpetu en cada movimiento. Integra porque agota las barreras. Hace visible lo ficticio y hasta permite crear lo que la imaginación aún no contempla. Propicia que un encuentro y una mirada generen el magnetismo suficiente que permita la unión de dos seres por siempre.

Ese misterio de la magia es capaz de despertar una sonrisa en el eterno aprendiz para que cada intento se convierta en un sueño por realizar, repleto de entrega e ilusión, de vehemencia y fuerza de intención. Enriquece y potencia cada experiencia de vida porque invita a renovar lo ya conocido con entusiasmo insaciable. Retira obstáculos y elimina fronteras para que la cercanía permita el calor suficiente como para que la semilla germine y se reconozca portadora de vida inagotable.

Que el encantamiento no termine jamás, para tener siempre un pretexto que posibilite el gozo con lo elemental y que se combinen las notas en la música del alma para vibrar con lo más profundo de lo humano, como ambientando la rima de la más pura de las poesías escritas en nombre del amor. Que las alas se desplieguen para emprender el vuelo que permita contemplar desde las alturas todo lo que hemos trascendido en señal de una conquista que empezó como una quimera y que hoy nos dice al oído que esto es apenas un pedacito de lo que ha de revelarse.

Que ese mago interior te siga encontrando dispuesto y receptivo a emociones que te exciten al límite y que sigas siendo cocreador de los mejores escenarios para su majestad, la magia…

Alejandro Posada Beuth

Reconciliarnos…

Reconciliarnos…

RECONCILIARNOS

“Inscribe los agravios en el polvo; las palabras de bien, inscríbelas en el mármol” Benjamín Franklin

Volverse a unir, retomar los nexos, dejar atrás las diferencias, limar asperezas y reencontrarse con la empatía, son aspectos que no pueden estar desligados de la voluntad, la introspección y el arrepentimiento y, por supuesto, de la capacidad de perdonar. Evidentemente no son tareas de fácil realización, pero es justamente en esto, donde radica la importancia de un acto de nobleza semejante.

Retirar las ofensas, pintar juntos el futuro, asumir responsabilidades, hablar desde la serenidad interior, salir de las sombras, implica renunciar a victimizarse o a huir, ser compasivos y proactivos, asertivos y resilientes. Todo esto nos permite reconciliarnos también con lo esencial, redescubrir los significados y volver a lo seguro. Expiar culpas y tener la valentía de mirarse en el propio espejo para ver más allá de las apariencias en búsqueda de la transparencia.

Presumir puede ser muestra de lo que adolecemos. Detrás de ello pueden esconderse batallas íntimas en señal de muchos aspectos que no abrazamos y que proyectamos a la humanidad como parte de la penumbra que aún habita en nosotros. Gran parte del sendero por recorrer está en el ascenso hacia la conciencia, en reconocernos y aceptarnos para encender el fuego que transmuta y define nuestro destino, que cierra ciclos y abre oportunidades, que convierte el conflicto en armonía para volver a levantarnos juntos en procura de la esperanza y la ilusión.

Lo que nos aísla y genera rupturas es una pequeña muerte, pero de los restos ha de surgir una nueva promesa, otro territorio por conquistar, un vuelo por emprender, una inédita melodía por entonar u otro lienzo por pintar. En aquello donde nos encontramos se halla el potencial que ha de recrear el paisaje que cautive nuestra mirada y que genere regocijo y alegría a borbotones.

Que sea el momento para doblegar al orgullo, para evitar las auto explicaciones como pretextos o para dejar de lado la ira retenida. Que en adelante primen la actitud y la disposición al cambio, la posibilidad de explorar nuevas formas con objetivos realistas, el contagio del buen humor para que cosas buenas sucedan, el beso a tiempo para no lamentarnos eternamente, o la mirada cálida que acoja y de rienda suelta a la imaginación. Y, por qué no, un “te amo” sin tener que buscar motivos diferentes a lo que dicta el corazón de manera natural…

Alejandro Posada Beuth