EL PODER

EL PODER

“Todo poder es deber” Víctor Hugo

La facultad de dominar o tener autoridad debe siempre estar asociada a lo legítimo, justo y ponderado. El poder denota cierta superioridad en una escala jerárquica y por ello, quien lo posea, no debe ostentar sino más bien tener la sabiduría y humildad suficientes como para entender la forma en que le fue concedido ese privilegio y lo que se espera de sus acciones, que deberían estar en el marco de lo ético y lo moral.

Administrar el poder trae consigo delegar responsabilidades en el afán de ser más eficientes pero, a su vez, tener la capacidad de respuesta y generar la confianza suficiente como para que las aptitudes no sean deslucidas por el alarde. Quien maneja estas supremacías debería estar elaborando aprendizajes, compartiendo sus conocimientos y manifestando pensamientos que edifiquen, restableciendo las comunicaciones y dando pasos que dirijan hacia el bien mayor, mucho más allá de los egos.

Querer es poder y esto es también activar la voluntad, las buenas ideas, los puntos de convergencia, la solidaridad, las posturas amables y afirmativas. Es escuchar y reconocer a los otros en actitud de respeto. Es transformar exigencias en preferencias no impositivas. Es hablar desde la gratitud, renunciar al tiempo del reloj para priorizar desde el corazón y observar sin negaciones ni prejuicios. Es adaptarse para entregar el gesto preciso y la palabra correcta sin esperar nada a cambio.

El que se compromete desde el poder debe conversar con la verdad y de manera natural, tener una actitud apreciativa que reconozca y abrace las virtudes del otro. Transmitir alegría y liviandad, resolver conflictos sin buscar aprobación, inducir a renacer mejorando paradigmas, prestar ayuda sin ser mártir o víctima, hablar solo cuando sus palabras puedan inspirar, ser reverente y asumirse a sí mismo, impulsar el trabajo en equipo y ser tolerante pero no permisivo.

Somos una inteligencia alineada con el universo. El desarrollo debería ir en armonía con él y haciendo sinergias para comprender que el camino del servicio es circular y que en el vuelo libre está la máxima expresión del ser. Cada primer paso es el mejor impulso para continuar y para hacer de cada suceso una oportunidad que nos proyecte como humanidad, desde el optimismo y la tenacidad.
El cambio está latente en nuestro interior. Tengamos siempre en cuenta que finalmente el poder es para poder…

Alejandro Posada Beuth

UN OBSTÁCULO

UN OBSTÁCULO

“Los obstáculos son las cosas horribles que ves al apartar los ojos de la meta” Henry Ford

En ocasiones parecería que el avance hacia la meta propuesta es saboteado de muchas maneras, lo que lleva a replantearnos el camino y a tratar de identificar falencias o alteraciones en los planteamientos hechos para evitar rendirnos y, más bien, sortearlos haciendo uso de las muchas herramientas que pueden ser activadas desde la creatividad.

Conectarnos con cosas profundas que conmuevan e inquieten evita conjugar el verbo procrastinar y, de alguna forma, nos pone a prueba para enfrentar nuevas realidades a través del espíritu innovador. Tejer más interrogantes nos aleja de viejas respuestas y conduce al recto ordenamiento de la razón y al desarrollo de múltiples destrezas, incrementando el apetito por nuevos conocimientos que nos permitan pensar que esos obstáculos simplemente corroboran que el veterano fue principiante alguna vez, pero que ambos deben conservar por siempre la actitud del aprendiz.

Ser capaces de alimentarnos de lo que existe y de lo que imaginamos, nos facilita seguir construyendo historias y renunciar a las confusiones limitantes. Es cuando el verdadero músico que habita en nosotros conjuga los más bellos acordes para que la vida siga siendo música y para que comprendamos que lo eterno está enmarcado en un beso, en una sonrisa, en mirar una flor o en contemplar la brisa y, por qué no, en la posibilidad de morir a lo no esencial.

Es el tiempo de decir basta a la rutina o a los hábitos que destruyen. Es momento de evitar pensamientos que restrinjan. Es la oportunidad de confiar en que los tiempos mejores habrán de llegar sí, y solo sí, nuestro compromiso es tan grande como nuestros sueños. Es la estación del despertar y de leer la vida con ojos de optimismo para contemplar lo insólito como nuestro mayor desafío. ¡No vale rendirse! Es precisamente ahora y aquí donde nuestra capacidad de respuesta ha de mostrarnos de qué estamos hechos y hacia dónde queremos proyectar nuestra existencia.

Un obstáculo puede convertirse en el mejor pretexto para sacar a flote los más grandes potenciales, para mostrar la audacia y la firmeza de las más importantes decisiones, para atrevernos a cambiar las actitudes y generar verdaderas elecciones de vida.

Que sea el instante preciso para que cada obstáculo revele su verdadero sentido…

Alejandro Posada Beuth

UNA ELECCIÓN

UNA ELECCIÓN

“Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección” William James

Actuar de manera libre, racional, espontánea y consciente se constituye en un verdadero acto de responsabilidad que puede marcar de manera decisiva nuestra evolución y, por supuesto, nuestro destino. El mensaje en una elección debe ser claro y contundente e idealmente dictado por la intuición que resulta de conectar mente y corazón, pensamiento y sentimiento. Ello, implícitamente, debe contar con una argumentación profunda que vaya mucho más allá de las emociones primarias.

De una elección adecuada y de la voluntad puesta en ella probablemente dependa el escenario que hemos visualizado como ideal aunque no siempre genere simpatía. Más que una confrontación, deben emerger razones de peso que justifiquen nuestro accionar y por eso la indiferencia y la apatía no tienen cabida. Resulta por lo menos pusilánime no tomar posición frente a situaciones que trascienden los intereses propios y por eso el bien mayor debería ser prioridad al momento de tomar la mejor opción.

La persuasión permite dejar clara una postura con el propósito de generar acciones determinadas, pero debe contar con una buena dosis de honestidad y transparencia que son fácilmente evidenciables cuando, al mirar a los ojos del otro, se advierte una sensación de certeza y confianza. Esa lectura a través del espejo del alma suele traducirse en la mejor elección y en una demostración de contacto real. De allí se desprende la credibilidad que valida una vez más la bondad, la cercanía, el respeto y la lealtad. El discurso no es suficiente. Para transmitir seguridad es necesario que la palabra provenga de un corazón que coleccione lo indispensable y que pueda contraerse con tal fuerza que resuene en los corazones ajenos para hacer eco de lo más incluyente y sincero y no de la prepotencia y el orgullo.

Que esa elección revele el sentido, que la semilla exprese su contenido, que renazca la vida misma, que podamos morir a la confusión del pasado para que vivamos en paz y a salvo. Que la conciencia vuelva a nosotros, que el fruto sea cosechado, que las lecciones sean comprendidas, que la única condición sea el servicio, que la luz diluya las confusiones y que comprendamos que la libertad no se negocia. Que el resentimiento y la culpa sean desplazados por la comprensión amorosa. Que cada instante se viva en colores y que podamos elevar los ojos al alma para que el Ser Supremo esté presente en nuestra elección.

Alejandro Posada Beuth

UN TALENTO

UN TALENTO

“No escondas tus talentos, se hicieron para su uso. ¿Qué es un reloj de sol a la sombra?” Benjamín Franklin

¡Tantas habilidades, dones, aptitudes y… tanto por compartir! Esos privilegios, sin lugar a dudas, nos trascienden y deberían llegar a muchos con generosidad, en actitud de reconocimiento a la vida y compensando un poco por todo aquello de lo que fuimos dotados.

El ingenio y la capacidad suelen ser requisitos previos para el desarrollo de un talento que rompe con las limitaciones propias de los viejos paradigmas e invita a explorar nuevos campos que, de esta manera, ponen a prueba nuestra creatividad. Pero no basta, eso sí, con que esos dones se hagan evidentes; tal vez el reto mayor sea el de mantenerlos y multiplicarlos para que finalmente muchos más se vean beneficiados. Esto implica también que delante de ellos vaya un corazón amoroso y dispuesto a entregar lo mejor, sin cálculos tacaños ni asomos de avaricias.

Un talento nos invita a creer desde el interior, a comprender que somos el universo mismo, a sintonizarnos con la abundancia, a adueñarnos de nuestros pensamientos, a desistir de ser simples poseedores, a asimilar que todo circula porque finalmente somos dueños de todo y de nada. Es así como nos damos cuenta de que podemos materializar todo aquello de lo que estamos convencidos y de que podemos modificar nuestro enfoque frente al mundo para abrir las ventanas de la imaginación y encontrar las verdaderas riquezas que estaban esperando nuestro aquietamiento para tomar conciencia de lo afortunados que somos.

Un talento debe ser puesto en acción para ampliar el termostato de nuestras riquezas al experimentar satisfacción cuando servimos, reconociendo al mismo tiempo que lo que debe ser, será. Esto implica salir de las angustias del mañana para recuperar las fuerzas del hoy y encontrar la libertad para que las ataduras no nos priven del gozo de un verdadero encuentro, sellado por un abrazo. Renunciar a los reproches y encontrar lo bueno en los otros para volver a confiar en nosotros mismos. Fabricar argumentos que nos permitan dejar a un lado las conductas egoístas y prescindir de luchar contra lo que sentimos, para mantener el rostro hacia la Luz.

Que los talentos opaquen al pesimismo, que el empeño derrote a la fatiga, que podamos sonreír e ir en búsqueda de las más altas aspiraciones…

Alejandro Posada Beuth

GOZO

GOZO

“El dolor cuenta las horas; el placer las olvida” Anónimo

 

Tal vez la expresión máxima de la alegría sea el gozo, que se convierte en un estado superlativo de esa sensación interna de plenitud y armonía. El bienestar está en esa fortaleza derivada de un movimiento de transmutación profunda que lleva a revelar las más grandes virtudes del Ser. Es un estado de gratitud permanente que se experimenta con cada acción. Más allá de nuestra química y de las leyes naturales, nos vinculamos entonces, con las emociones y con el mundo de las ideas para ser generadores de júbilo e impulsores de ilusiones y aspiraciones por cumplir.

Los anhelos, las fantasías y los grandes proyectos, si van acompañados del gozo, son garantía de un equilibrio mayor. Es cuando desaparece la fricción porque la resistencia es apenas una muestra de falta de coraje para atrevernos a enfrentar aquello que desconocemos. También quedan atrás la crueldad, el orgullo y la prepotencia, para que salgan a flote la ciencia y la inteligencia vestidas de amor. Así surgen el maestro, el sanador, el músico o el poeta que se funden en una realidad amable y diferente para mantener viva la llama de los nuevos intentos.

Vivenciar el mundo desde el gozo es percibir la claridad, aquietar el oleaje, retornar a la confianza y la aprobación. Es adoptar la libertad para remontar el vuelo, caminar sin cansancio porque hay fe en cada paso. Es aceptar el presente como único tiempo para no empeñarnos en las profecías. Es diseñar la propia realidad renunciando a simples códigos. Es encontrar en el vacío una fuente inagotable porque allí habitan todas las potencialidades y se decodifican las señales. Es darle energía a los sueños para sortear obstáculos y perseverar sin descanso en la erradicación de la duda. Es dejar de huir de nosotros mismos y sacrificar el placer temporal o el conformismo, para comprender el precio real de las metas mayores. Es jugar como niños para diluir y resolver sin anclarnos a lo superfluo. Es elevar las anclas para dejar las cargas emocionales.

El gozo es consecuencia de la compasión, presencia del Espíritu, complacencia y, por qué no decirlo, algo de misticismo. Es el espejo en que nos reflejamos desde la reverencia y el aprecio. Es afluencia del alma como ordenadora esencial. Es magnetismo puro, repleto de intenciones. Es el poder que trabaja desde el centro y por ende renuncia a la ofensa. Es voluntad para buscar el camino de retorno.

Conectarnos con el gozo es ir en la corriente de la vida y volver a encontrarnos con lo sutil e intangible para entrelazar con lo interminable…

 

Alejandro Posada Beuth

 

 

SINTONÍA

SINTONÍA

“Todos los actores se visten de sintonía con su escenario” Sarah Waters

 

Resonar en la misma frecuencia es adaptarse y armonizarse para coincidir. Más que vibrar en pensamientos o ideas, es permitir que los sentimientos sean uno en la estación del entendimiento, la comprensión y la aceptación mutua. Es ir en la misma dirección y concordar en acciones e intereses comunes que permitan remar hacia la misma ruta, con argumentos y visiones compartidas.

Opiniones similares facilitan el entendimiento, pero la capacidad de discernir debe permanecer intacta. Sentirnos protegidos es algo que suele suceder cuando encontramos propósitos similares y usamos herramientas comunes. Esto nos hace pensar que podemos comunicarnos de corazón a corazón y que, por tanto, son válidas algunas expresiones de contención para no desbordarnos al momento de actuar.

La sintonía es hermana de la empatía y es por eso que es más fácil salir de los malos momentos cuando nos brindan apoyo y lo sentimos como nuestro complemento. Aprendemos más fácilmente cuando alguien que conoce el oficio nos entrega generosamente su conocimiento. Despejamos el sendero de manera rápida cuando vamos en compañía de quien interpretó antes el mapa de navegación. Disfrutamos del viaje cuando quien va a nuestro lado sonríe y se sorprende evocando ternura. Encontramos mayores y más fuertes motivos cuando en el horizonte nos espera el ser amado que nos impulsa a continuar.

Estar en sintonía es, también, hacer una lectura conjunta para abrir así la puerta a otros mundos y refinar habilidades. Es comprender que las preguntas pueden ser más importantes que las respuestas porque además se convertirán en excusas para seguir explorando. Es escuchar la voz del alma que renuncia al perfeccionismo y edifica a partir del compromiso. Es audacia porque potencia desde estrategias nuevas cuando el motor es el amor. Es darle valor a actitudes conscientes que conectan con lo verdadero y nos implican en el arte de elegir.  Es reconocernos integrantes de ese “algo mayor” para expresar con orgullo que vamos cumpliendo con nuestra parte.

Estar en sintonía es dar el primer paso para entregar una lágrima como señal de que algo nos ha conmovido pero, además, reconocer en ese acto nuestras fragilidades y flaquezas para seguir templando el carácter, vencer la pasividad y ser protagonistas solidarios de nuestra existencia…

 

Alejandro Posada Beuth

INTENCIÓN

INTENCIÓN

“Al eliminar la duda y confiar en la intuición, fluye la intención” Wayne Dyer

Los cambios más complejos se realizan fácilmente si la determinación, la disciplina y la
tenacidad con que nos proyectamos no dejan espacio a la duda. La iniciativa desde una
clara intención, permite comprender que “el todo” de las dificultades y contratiempos se
reduce a unas pocas cosas. Al reconocer nuestras limitaciones no estamos renunciando a
los sueños, sino más bien permitiendo que otros nos ayuden a cumplirlos para que, al
sumar habilidades, las realidades se dibujen en favor de todos.
Por eso, una buena intención debe suscitar emociones, conectarse con algo profundo que
conmueva e inquiete para poder materializar nuevas realidades. Debe llevar el factor
sorpresa para conservar la motivación y el interés. Así mismo, propiciar el encuentro con
nuevas formas del conocimiento y el saber para dar origen a interrogantes que impulsen
la imaginación y la innovación dejando atrás las viejas miradas. Esto es edificar más y más
historias repletas de ilusiones y fantasías para que la vida siempre cambie sus tonos y
recupere el colorido.
La intención es inherente a la conciencia. Nos libera de hábitos que encadenan y nos
permite renunciar al temor. Nos lleva a redescubrir fortalezas y a evitar los “no puedo”.
Nos aleja de censuras, detracciones y resentimientos. No es aliada de la culpa y mucho
menos de las debilidades. Cuida del presente y tiene, en el gozo, su máxima expresión.
Identifica en cada día una oportunidad para empezar de nuevo. Contempla con deleite
cada experiencia y pone a flote el arte de elegir.
Una intención correcta y bien dirigida puede ser clave para mantener la actitud del
aspirante que quiere aprender a aprender, que lee cada suceso con los ojos de la apertura
y que refina sus habilidades cuando observa lo cotidiano y lo insólito. Esa postura nos lleva
a poner en práctica aquello de asumirnos a nosotros mismos y a utilizar el perdón como
antídoto de la culpa. Se sirve de la mente superior para no dar lugar a gestos ociosos.
Rescata la autenticidad y habla solo cuando la inspiración dicta desde el corazón.
Que en adelante podamos darnos el lujo de respirar y ser reverentes, que podamos volar
libres, que honremos la palabra para que así cada intención logre verse reflejada en actos
de fortaleza y deseo de servir. Que la tolerancia no sea confundida con permisividad y que
el aprecio por el otro sea un voto de confianza desde el alma para darnos cuenta de que
es posible recorrer el camino en compañía…

Alejandro Posada Beuth

Ser poderosamente sensibles

Ser poderosamente sensibles

Es importante diferenciar con la sensiblería. Cuando somos sensibles recuperamos y exaltamos los sentidos, se activa la ínsula que, desde el cerebro integra las emociones. Aprendemos de la comprensión amorosa, el cuidado por nosotros y los otros y generamos movimientos inspiradores. Es volvernos a nutrir de las caricias… P

https://youtu.be/fKCTeKL5Dvc
Cuando habla el corazón…

Cuando habla el corazón…

“La peor prisión es un corazón cerrado” Juan Pablo II

Según las diferentes culturas el corazón es descrito como la puerta de acceso a la verdad, donde se toman las decisiones relevantes, se descubre lo trascendente y se desarrolla la compasión. Donde, además, se acunan las palabras que, con tino y prudencia, habrán de ser pronunciadas.

Cuando el código del pensar y del sentir confluyen, generalmente se asoman las mejores ideas respaldadas por sentimientos auténticos y llenos de verdad que resultan en armónicos dentro de la espiral creciente del desarrollo de la conciencia donde, paradójicamente, habitan la máxima velocidad y la más extrema quietud.

Cuando habla el corazón, se hace presente la impecable geometría que representan sus capas musculares conformando, con sus ángulos de giro, un toroide maravilloso, que expresa también la fuerza incalculable en la que reside el mundo de todas las posibilidades, manifestado por el ímpetu y la energía potencial de toda alquimia probable albergada en el amor puro.

Cuando la sana intención supera al deseo, cuando el anhelo de servir trasciende a la codicia y la ambición, cuando la aspiración diáfana va más allá de la avaricia, cuando la voluntad y el poder son más que la apetencia desaforada, entonces nos acercamos al estado más próximo a la perfección humana y podemos ir tomados de las manos sin prevenciones ni condicionamientos, sin dudas o temores, sin falsas conjeturas o suposiciones, dando paso a la seguridad y la confianza como antesala al despertar de la más genuina alegría que nos permite celebrar el triunfo del otro como propio, el éxito de la empresa como el producto del esfuerzo grupal, el vivir en un mundo mejor como consecuencia lógica de la percepción de los vínculos, y la paz interior porque ya no hay espacio para el juicio o el rencor.

En síntesis, cuando habla el corazón, germina en nosotros una semilla repleta de matices y tonos nuevos; los ojos vuelven a brillar porque la luz interior nos desborda; emergen los contrastes que nos ratifican las diferencias, pero también la escala de valores que nos recuerda que somos parte de la obra universal; aflora el concierto de sonrisas que rescata lo sencillo, simple e inocente y se aprecian los logros que nos ratifican que la vida no es cuestión de azares; asimismo, se evidencia el correcto sentido de las proporciones que nos ayuda a comprender que lo que nos sobra puede ser índice claro de nuestra desventura.

Quizás sea hora de ordenarnos y disponernos…

Alejandro Posada Beuth

Crear creyendo

Crear creyendo

La imaginación es el principio de la creación. Imaginas lo que deseas, persigues lo que imaginas y finalmente, creas lo que persigues” (George Bernard Shaw)

Las raíces latinas y griegas de la palabra creer (kardia-cordis) están en relación con lo que significan: “corazón”. Y crear (Kranium-cerebrum) representa “imaginar, engendrar”. Fecundar y gestar desde el corazón es un acto de amor, es alinear la mente desde el centro para que lo que viene, vaya en dirección de lo verdaderamente esencial y útil y pueda cumplir con un propósito de servicio.

Resulta desafortunado que muchas de nuestras convicciones limitantes provienen de memorias ancladas por experiencias no habilitadoras que pueden surgir aún desde nuestro cerebro reptil, lo que impide que nos aproximemos al desafío del cambio y por eso el ego sabotea con preguntas como ¿resultará? ¿funcionará? ¿tendré capital?

Creer para crear no es fácil, pero sí posible. Quizás el primer paso consista en plantar un pensamiento semilla que parta de una necesidad que nos trascienda y que toque a la humanidad misma, para que el Universo conspire. Esto frecuentemente parte del viaje interior, del silencio que las musas aman, respetan y aprovechan para tejer la más fina urdimbre que hile cada una de las ideas bien enfocadas, a las que hay que ponerles fecha de vencimiento que permitan concretar lo inspirador que hay en ellas.

De igual forma, la creatividad debe ir acompañada de una buena dosis de humor y diversión que abonen el terreno para que germine la pasión y ponga fin a los límites. En la libertad habitan la inventiva y el ingenio, la originalidad y la autenticidad, que nos hacen singulares dentro de lo colectivo. Si el deseo, la disciplina, la decisión y la determinación se hacen presentes, se vence la fatiga y se allana el camino para la concreción.

La abundancia y la generosidad suelen manifestarse cuando la creencia antecede lo creado. La certeza del corazón mantiene activa la alquimia que suma sincronías y que se sintoniza con la fascinación de aquello que busca el molde preciso para precipitarse y materializar lo que faltaba por revelar. Es entonces, cuando surge la verdadera fragancia del ser que sabe que en su interior existe ese “algo” que le dicta cuales son los pasos a seguir para encontrar la iluminación que, con persistencia, habrá de culminar en la realización de lo inaplazable.

Creer implica desprenderse de prototipos o modelos arcaicos para que se estructuren y moldeen pautas renovadoras que abran espacio al mundo de las posibilidades y potencialidades que se encarnan cada uno de nosotros…

Alejandro Posada Beuth